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Escatología

Denuncian la filosofía mercantil de la secta «Pare de sufrir» criticada por católicos y evangélicos.

Ago 31, 2007
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El Cielo trabaja por el sueldo mínimo, y sólo los «diezmistas» tendrán derecho a él, retumba la voz del pastor. Son las siete de la noche y el local de la Iglesia Oración Fuerte al Espíritu Santo, «Pare de Sufrir», está abarrotado. Por supuesto, el director del culto tiene muy claro cuánto reciben cada mes las personas que allí se congregan. La historia de Jacob, el padre de Israel -única alusión bíblica en toda la noche-, da inicio al ceremonial que todos los lunes se realiza para rendir culto a la prosperidad, en el que la palabra diezmo constituye el eje central de todo el sermón.

«La fe se manifiesta a través del diezmo», son las palabras textuales de un pastor al que no se le entiende casi nada de lo que dice, solamente se tiene muy claro que el diezmo y el pago mínimo de 300 pesos constituyen el camino más expedito para conseguir la gloria y sentarse en el trono del Señor y, además, para conseguir las riquezas materiales que por tanto tiempo le han sido negadas a una feligresía que acude diariamente a escuchar la voz de este «bien intencionado» orientador de almas. En una simbiosis no muy clara, se entremezclan los rituales católico y pentecostal, sin obviar las raíces africanas afincadas en el rito Yoruba y algunas pinceladas de simple brujería.

Todos de pie, en una especie de frenesí colectivo, con las manos alzadas hacia el cielo, con los sobrecitos del diezmo en las manos y unos papelitos en forma de flechas en las que están escritos los problemas a solucionar y por los que han pagado previamente, inicia un sermón, que más que eso, es una charla magistral sobre economía doméstica, enfatizando siempre en la necesidad de pagar el diezmo, cuyo monto va desde 300 a 20.000 pesos. Todo dependerá de lo que perciba el feligrés y de sus ambiciones personales.

Tarifas para la salvación

Así las cosas, la referencia constante del pastor al salario mínimo de tres mil pesos, que lo tiene muy claro, para recordar que el diez por ciento de esa suma son 300 pesos, por tanto, no acepta que ningún fiel entregue el referido sobrecito con un centavo menos de la tarifa estipulada. Pero si de lo que se trata es de conseguir mayor prosperidad y solución rápida a sus acuciantes problemas cotidianos, el Cielo -que se alimenta al parecer, de lo que producen estas humildes almas- tiene preparado otro sobrecito en el que se deberá depositar otro diezmo, que ellos llaman sobrenatural, porque la rapidez con que actúa dependerá de la cantidad aportada.

Como si de un sorteo de la lotería se tratara -el fundador de la secta fue cajero de una entidad de este tipo-, mientras más aportes más chance se tiene de ganar… el Cielo, por supuesto. Amas de casa, chiriperos, personas que viven del comercio informal constituyen la mayoría de los feligreses que día a día se congregan, sin que falten los que van a solicitar la visa, que el marido vuelva, un trabajito fijo, como puede leerse en las flechitas que depositan, al lado de un ánfora en la que se coloca uno de los sobres del diezmo.

Ahí no para la cosa, en medio del ritual, y luego de depositar los sobres de diezmo, dos fornidos personajes colocados previamente delante del botín, recogen el dinero, se retiran del escenario, para regresar luego y hacer un espectáculo tirados al suelo en donde gritan, gimen y vocean, «¡Prosperidad para los diezmistas!, ¡prosperidad Señor!», entre el frenesí desbocado de los incautos.

Luego de esta representación dramática, los feligreses entran en trance, casi en éxtasis y ya están preparados para la segunda embestida. Porque ahora viene la entrega del sobre en blanco, otro, para que cuando regresen al próximo culto de prosperidad, depositen en éste su tarifa para la solución inmediata a su problema. Y a seguidas, un paréntesis para convertir el agua en vino.

En este momento, se le pide a los feligreses, cerrar los ojos y concentrarse en los deseos por los que previamente han pagado, y ocurre el milagro, el agua clara se convierte en rosa, bueno, es que uno de los dos ayudantes del pastor subrepticiamente coloca un poco de un líquido color uva, que pudieron ver estas reporteras, quienes, con los ojos bien abiertos, se encontraban en el lugar. Se realiza el milagro de la conversión del agua en vino, pero no por Jesucristo, cuyo nombre no aparece en ningún momento de las dos horas que dura el culto.

Después de esta hazaña, retumba la voz del pastor, en un dialecto hecho de portugués y con muy poco español, anunciando el momento de la ofrenda, ahora con el pretexto de la construcción de una catedral, más grande, más hermosa, con mayor capacidad que cualquier iglesia de la República Dominicana. Vuelven los dos fornidos ayudantes, que durante toda la ceremonia se mantienen vigilantes y al acecho, esta vez con dos saquetas de terciopelo color vino, en la que los feligreses depositan, de nuevo, la ofrenda para la que no hay tarifa fija, pero siempre recordando que no debe ser menor de diez pesos.

El diablo anda suelto

Casi al final del ceremonial, el pastor hace un momento de silencio y con voz muy enérgica informa a los congregados que «los demonios andan sueltos», para explicar que un periódico los ha difamado e injuriado, pero la obra continuará porque tanto el medio de comunicación como los periodistas deberán pagar con dinero o cárcel, la difamación hecha a esa iglesia. Recalca que si se hace una denuncia se está acusando a toda la feligresía, por lo que deben mantenerse alertas y unidos para enfrentar a Satanás que trata de dañar la obra de salvación.

De repente y casi al final del culto, suena una salsa de Marc Anthony. «Cómo yo te quiero, cómo yo te adoro, mamacita linda, eres mi tesoro», lo que da oportunidad para que el pastor brasileño demuestre sus tongoneos caribeños al son del ritmo, con el que anuncia la celebración, el próximo sábado del culto denominado «El túnel del amor», en el que usted tendría oportunidad de conseguir pareja si no la tuviere, y de reforzar sus lazos en caso de que la tenga.

Las nueve en punto de la noche, el abrazo entre hermanos y la voz del pastor recordando el diezmo, anuncian el final de la ceremonia. Pero en la salida, a ambos lados de la puerta, dos mujeres, con acento cubano, entregan una especie de librito para escribir las penas para el culto de los milagros, el próximo jueves, y del otro, entregan una especie de etiqueta para la celebración el miércoles del Día del Espejo, explicando que en ambos cultos se colocan los problemas y/o deseos para diluirlos en un ánfora con agua del Jordán, para resolver todo lo que está obstaculizando tu vida, no importa lo que sea, pero siempre con el sobrecito delante.

En otro artículo posterior firmado por las mismas periodistas, se señala que católicos y protestantes critican a Pare de Sufrir. El fenómeno de la Iglesia Oración Fuerte al Espíritu Santo, mejor conocida como Pare de Sufrir, y su crecimiento en la República Dominicana es causa de preocupación en sectores eclesiales, ya que su filosofía basada en el mercantilismo puro y simple, contrasta con la de los grupos religiosos que fundamentan su doctrina en la profesión de fe.

Líder evangélico: se trata de una estafa

En este contexto, 7días.com.do conversó con el coordinador de la Pastoral Juvenil, y el presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), quienes alertaron a la población, creyente y no creyente, a no caer en las redes de este grupo seudo religioso, que promueve la falsa fe mientras se beneficia de la ignorancia y que, además, es cuestionado no solamente en el país, sino en la mayoría de países a donde ha llegado Pare de Sufrir por razones vinculadas a la justicia… no precisamente Divina.

Para el reverendo Reynaldo Franco Aquino, presidente del CODUE, la Iglesia Oración Fuerte al Espíritu Santo es un movimiento falso, mercantil, ligado a los peores intereses. Agrega que no es un grupo católico y mucho menos evangélico, recalcando que no tiene fundamento bíblico, antes bien es una «mezcla de hechicería con un barniz de brujería».

Franco Aquino va más lejos en sus afirmaciones e indica que «en Brasil han sido sometidos a la justicia y acusados de estar ligados al narcotráfico y otro tipo de negocios ilícitos». Dice que como comunidad evangélica han hecho investigaciones y publicaciones al interior del Consejo Evangélico para alertar a la feligresía sobre las reales intenciones y el daño que puede causar esta agrupación.

En una clara advertencia a la sociedad en general, pide a la ciudadanía «no se deje engañar de quienes se aprovechan de la necesidad de la gente en su relación con Dios, y fundamentados en esta premisa, confunden y traen maldición promoviendo falsos milagros y sacando dinero a los pobres». El presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica, entidad que agrupa a unas cinco mil congregaciones cuyo perfil y base doctrinaria es la Biblia y Jesucristo como eje fundamental, va más lejos en sus apreciaciones y afirma que Pare de Sufrir no pertenece a ninguna estructura eclesiástica porque es «totalmente independiente y su doctrina no coincide con los principios cristianos básicos de la República Dominicana» y de América Latina.

Franco Aquino considera que se deben establecer mecanismos de investigación para determinar cuál es en realidad de esta organización. Hace un llamado a las autoridades judiciales para que investiguen «el robo y la estafa a que están sometiendo a la población, esos farsantes que no están registrados en ninguna de las entidades que aglutinan a los cristianos», reiterando la preocupación que tiene la comunidad cristiana ante el empuje de esta secta, mientras ve con impotencia cómo «esos farsantes se burlan y aprovechan de la necesidad espiritual y material de la población dominicana».

Franco Aquino propugna la creación de una legislación que regule, supervise y depure las instituciones religiosas en el país, así como la permisividad que permite el establecimiento de organizaciones seudo religiosas que se lucran a costa de la miseria de una gran parte de la población, que desesperanzada, ve en éstas el camino para mejorar su calidad de vida.

La Iglesia católica, preocupada por la situación

De igual manera piensa el coordinador de la Pastoral Juvenil, el salesiano Luis Rosario, quien amplía los conceptos sobre este tipo de organizaciones, que no serían más que fachadas de las apetencias monetarias de unos cuantos, lo que provoca cierta confusión en el mundo de derechos en que vivimos. Reconoce que el desarrollo de nuevas ideas religiosas se ha favorecido, desde hace más de un siglo, mientras la Iglesia Católica ha tenido que ceder y respetar el nacimiento de nuevas corrientes, unas de corte mesiánico y otras de carácter mercantil.

Expresa que aunque la Iglesia Católica ha sido muy crítica ante el surgimiento de sectas y seudo religiones, no es menos cierto que ha habido descuido en cuanto a deberes primordiales como la catequesis y la evangelización, «atendido sobre todo, a que la Iglesia ha vivido por mucho tiempo de rentas en lo que significa a la incorporación de fieles». Dice que esta situación ha provocado una estampida de feligreses hacia otras religiones, y provocado una inversión en los métodos de captación de fieles, es decir, ya los fieles no van a la Iglesia, sino que es ella la que tiene que buscarlos.

Atribuye también el fenómeno de las sectas a que muchas personas que han sido bautizadas en la fe católica, no tienen la debida formación espiritual, por lo que deciden buscar en organizaciones falsas y seudo espirituales el refugio que necesitan. Pero no todo está perdido, afirma el padre Luis Rosario, pues esta situación de indefinición y de acaparamiento proselitista de sectas, ha obligado a que la Iglesia Católica tome conciencia de la situación. De ahí que en los últimos tiempos el trabajo ha sido de tipo misionero: se incorporan los sacerdotes, diáconos y también el laicado, que ha tomado un papel preponderante para enfrentar el surgimiento de este tipo de entidades no religiosas que trafican con la credulidad de las personas.

Lo cierto es que tanto un sector de la Iglesia católica como de la protestante está preocupado por el establecimiento de la secta Pare de Sufrir, que continúa creciendo como la verdolaga en los campos y mantiene una actitud de desafío ante todo lo que la adversa.

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