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Pablo Salazar, exgobernador cristiano le escribe a la iglesia evangélica en Chiapas
Pastor

Pablo Salazar, exgobernador cristiano le escribe a la iglesia evangélica en Chiapas

Dic 16, 2011
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Pablo Salazar Mendiguchia, exgobernador evangélico de Chiapas en una carta enviada a la iglesia evangélica desde su injusta prisión en su estado natal, revela que han impedido la visita de pastores  a su celda. A continuación reproducimos la carta en su totalidad:

Muy amados hermanos: Como ustedes saben, por decisión de una sola voluntad, llevo más de 6 meses de una injusta prisión.

A pesar de que han querido aislarme, nunca he estado más acompañado que ahora: Dios ha estado siempre conmigo, y las oraciones de ustedes también.

Cada semana me llegan noticias de oraciones, intercesiones, ayunos y cientos, miles de rodillas dobladas en Chiapas, en México, y en muchos países del mundo, clamando por mi libertad.

¡Gracias hermanos! Como ustedes saben, el único pecado que cometí, fue anunciar mi regreso a la política. La respuesta fue una feroz campaña de ofensas y calumnias con un origen muy claro.

Durante 5 años había guardado silencio ante las peores infamias que se han dicho en mi contra. Nada dije.

Cuando decidí defenderme, mis ofensores pasaron de las palabras a los hechos: primero, un comando armado violentó mi domicilio en Tuxtla, por cierto, una casa que no es de mi propiedad, y acto seguido fui arbitrariamente encarcelado.

Con mi prisión, se desató una fuerte persecución en contra de mis ex colaboradores, de mis amigos, y de toda mi familia, especialmente en contra de mis hermanos.

A mi asistente desde hace mas de 10 años, Karina Varela, una mujer cristiana, temerosa de Dios, madre soltera, único sostén de su madre y su hijo, la despojaron de su modesta propiedad en el barrio de San Francisco, en esta ciudad, y como a muchos, la tienen huyendo en el total desamparo.

Que no los engañen, queridos hermanos: Soy un preso político! Las acusaciones en mi contra surgen de delitos prefabricados, apoyados en mentiras, en testigos falsos o en el peor de los casos, testigos a los que con amenazas de cárcel son obligados a declarar en mi contra.

Los que me acusan y los jueces, son la misma cosa. Están coludidos en mi contra. Durante estos 6 meses, mis verdugos me han segregado.

No solamente impiden que líderes sociales, dirigentes políticos o empresariales me visiten. NO! También a los pastores les han negado el acceso.

A nuestro querido hermano Josué Pérez Pardo, hasta 4 veces le han dado un portazo en las narices: 2 veces en el Amate y 2 en Huixtla.

¿Cuál es la explicación?

NINGUNA! No entiendo cual es el temor de que hablen conmigo, si nada de lo que en mi celda se habla o se hace, es secreto, ya que mi verdugo ha mandado instalar 6 cámaras de video que, violando toda intimidad, me vigilan las 24 horas del día, como si fuera un terrorista, violando mis más elementales derechos humanos, y garantías individuales.

Con todo esto, quisieran vernos aplastados pero no han podido porque la gracia de Dios nos ha sostenido, y por eso puedo testificarles que como Pablo, el apóstol, estamos “atribulados pero no abatidos…perseguidos pero no abandonados; derribados pero no destruidos”.

Amados hermanos:

Estamos en tiempos electorales. Quiero prevenirles que los que hoy se ensañan en mi contra van a venir a buscarlos, si no es que ya lo hicieron; para pedir sus votos.

Saben que en Chiapas, el pueblo evangélico representa más del 40% de la población. Van a llegar con ustedes como lobos vestidos de ovejas; van a usar lenguaje religioso y hasta aparentar actitudes piadosas.

Les van a construir monumentos a la biblia que no conocen, y cuyas enseñanzas pisotean todos los días.

Van a ofrecerles pagar sus campañas de evangelismo; materiales de construcción, mobiliario y equipo para sus templos, y hasta placas de taxi para sus líderes.

Como en la historia sagrada, les pido con todo mi aprecio: No vendan su primogenitura por un plato de lentejas.

Qué bueno que una representación del pueblo de Dios se reúna para orar por sus autoridades y por una paz que en Chiapas no existe. La voz redentora, la voz intercesora de la iglesia se debe escuchar.

Pero ha hecho falta la voz profética. La iglesia no puede permanecer silenciosa ante la opresión, la corrupción y la injusticia. Les recuerdo que no puede haber paz donde no hay justicia.

Es la justicia y solo la justicia, la que allana el camino de la paz. Les pido, en nombre de nuestra fe común, que se mantengan en oración pero que también difundan por todos los rincones del estado la voz profética de la iglesia, la voz que denuncia la injusticia.

Les recuerdo que el reino de Dios no es comida ni bebida, es justicia, es gozo es paz. Por favor no cesen de orar por mí, por mis ex colaboradores, amigos y familia. Especialmente les pido cobertura espiritual para mis hijos y mis hermanos.

Ellos están ahora en la mira, “mis enemigos son poderosos, pero Dios es todo poderoso: en El y por El, somos más que vencedores.

Me despido de ustedes con el saludo del apóstol de los gentiles a los colosenses: “Yo Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso.

Que la gracia de Dios sea con ustedes”.

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