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Sociedad

Los gordos de EEUU ya tienen una dieta “divina”

Jul 28, 2006
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El movimiento, mayoritariamente cristiano, sigue algunos de los principios de las dietas seculares -como el énfasis en los productos naturales y no procesados- y atrae a un número creciente de adeptos.

Muchos de los programas se realizan en iglesias de todo el país.

Allí se dan cita los grupos de participantes, que se reúnen a menudo en círculos de sillas cerca del altar, donde comparten su problemática relación con la comida e intercambian consejos para superar ‘la tentación’.

Algunos, como Kelly Brownell, director del Centro de Trastornos Alimenticios de la Universidad de Yale, dudan que la fe vaya a mover esta montaña (casi el 65 por ciento de los estadounidenses son obesos o tienen sobrepeso).

‘El ayudar a que la gente pierda peso y no lo recupere es una tarea muy complicada’, dijo a Efe Brownell, quien cree que ‘los milagros son difíciles’ y al final estos programas ofrecerán el resultado típico: ‘pequeñas pérdidas de peso que se mantienen en raras ocasiones’.

El psicólogo de Yale alerta que el punto débil de las dietas religiosas es que ‘no integran los últimos avances en el campo de la nutrición’ y, en general, carecen de conocimiento científico.

Aun así, tanto Brownell como otros expertos destacan que estas dietas incorporan elementos que podrían mejorar su eficacia, al hacer hincapié en la importancia de la terapia de grupo e invocar, por supuesto, la presencia de un ser superior, un método utilizado durante más de 70 años por la asociación Alcohólicos Anónimos (AA).

Aunque no falta quien cuestione el sistema de AA, numerosos estudios aseguran que la espiritualidad es un ‘factor clave’ para evitar la recaída de los adictos.

Mindy Muñoz, una californiana de 35 años de origen mexicano que perdió 40 kilos con uno de los programas religiosos en boga, relaciona el proceso con el tratamiento de una adicción.

‘Hasta hace unos seis años mi vida giraba en torno a una única obsesión, la comida’, dijo a Efe Muñoz, quien llegó a acumular más de 95 kilos en su escaso metro cuarenta de altura y asegura que ‘con la ayuda de Dios’ ha sido capaz de recuperar el equilibrio perdido.

Muñoz vive ahora en Tennessee, donde está la sede de ‘Weigh Down Workshop’, un programa de inspiración cristiana que arrancó en 1986 y que insiste en la importancia de controlar las raciones y mantener una relación equilibrada con la comida.

‘Weigh Down’, que no organiza sus encuentros en iglesias sino en residencias privadas u otros centros, dice contar con alrededor de un millón de ‘seguidores’ en los más de 30.000 grupos de trabajo que tiene en todo el mundo.

First Place, fundado en Houston en 1981, es otro de los grupos de seguimiento masivo, al registrar medio millón de miembros dentro y fuera de EEUU.

A ellos se suma, ‘Thin Within’, con sede en Chicago, que ha formado ya más de cien grupos de trabajo en Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá.

Todos ellos son fruto de una tendencia que ha despegado con fuerza en los últimos años, y que según los académicos tiene sus primeros orígenes en la publicación del libro ‘Pray Your Weight Away’ (1957).

La obra del pastor presbiteriano Charles Shedd considera la obesidad un pecado y sostiene que la oración es el camino hacia la delgadez.

Shedd dio el pistoletazo de salida a un nuevo y lucrativo mercado, que propició la publicación de títulos tan sugerentes como ‘Ayúdame Dios mío, el demonio me quiere gordo’, ‘Delgado para él’ o ‘Más de Jesús, menos de mí’ y que no deja de crecer.

Y la cosa no acaba ahí, ya que durante los últimos años el movimiento cristiano ha sacado a la venta desde vídeos para hacer ejercicio, hasta vitaminas, productos para la alergia y potenciadores de la memoria.

No es de extrañar que algunos cuestionen la espiritualidad de una tendencia que parece tener claras aspiraciones materiales.

Terra

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