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Sociedad

“Padre-Madre nuestro(a) que estás en los cielos…”

Dic 7, 2006
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«Padre y Madre nuestro(a) que estás en los cielos…». Este es uno de los cambios que se recoge en la «Biblia en lenguaje políticamente correcto», presentada en la reciente Feria del Libro de Fráncfort. Sus autores, 52 traductores y traductoras que durante más de cinco años han trabajado en la traducción de las Sagradas Escrituras, consideran que los textos sagrados necesitaban una actualización para hacerlos encajar en la realidad social de nuestros días.

Es por ello que la Biblia se vuelve, bajo la visión de este grupo de trabajo alemán -el proyecto ha sido financiado por la Iglesia Evangélica de Hesse y Nassau- más femenina, pero también más judía. De hecho, los autores recuerdan que Jesucristo fue judío, y que el lenguaje del Nuevo Testamento es especialmente antisemita. Un lenguaje que la «Biblia en lenguaje políticamente correcto» suaviza también cuando de determinadas expresiones especialmente «violentas» se trata.

¿Lenguaje políticamente correcto o reinterpretación?

La principal controversia que abre esta nueva traducción de la Biblia reside en determinar hasta qué punto el lenguaje «políticamente correcto» supone una reinterpretación de los contenidos de las Sagradas Escrituras. Según Klaus Kirchhoff, del Instituto para la Pedagogía de la Religión de la Facultad de Teología Evangélica, la nueva traducción viene a «cubrir un vacío en el ámbito de las traducciones de la Biblia».

La teóloga Claudia Janssen va más allá. Para ella, «el hilo conductor de la Biblia es la justicia. Esto se contradice con las tendencias misóginas y antisemitas que con el transcurrir de los siglos se han acentuado cada vez más». Evidentemente, «cada traducción es una interpretación», según Janssen.

Las nuevas expresiones

El cambio más significativo que aporta la «Biblia en lenguaje políticamente correcto» tiene que ver, como es previsible, con el sexo de Dios. Así, se omite la denominación «Señor» y se opta por términos sexualmente neutrales, como «la Eternidad», «la Santidad» o «Adonaj», procedente del hebreo. Y es que, según Claudia Janssen, los judíos no concebían a Dios como hombre, en el sentido masculino del término. Tampoco es «Padre», sino «Padre-Madre».

Además, la «Biblia en lenguaje políticamente correcto» cambia términos como «hombres» por «personas», «obedecer a Dios» por «escuchar a Dios» o, por citar sólo un ejemplo, en las Cartas de Pablo a los Romanos, la traducción sustituye a «Hermano» por la expresión alemana «Geschwister», que incluye tanto a hermanos como a hermanas.

Los precedentes

La iniciativa no es nueva. Ya en 1895 encontramos la llamada «Biblia de las Mujeres», obra de Elizabeth Cady Stanton, una histórica líder antiesclavista y luchadora por los derechos de la mujer. Aunque da por buena la figura moral de Jesucristo como hombre, esta Biblia supone una primera reacción histórica en contra del papel que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se concede al sexo femenino.

Las mujeres bíblicas son anónimas -«hijas de…» o «mujeres de…», y raramente simbolizan las virtudes morales que los textos sagrados pretenden pregonar. Es más, las mujeres de los patriarcas acostumbran a ser mentirosas y una de ellas, además, cleptómana. Es por este motivo que la revisión, no solamente del lenguaje, sino también del papel que las mujeres juegan en las Sagradas Escrituras, han sido objeto de recientes revisiones.

La penúltima de ellas, en el año 1995 -también publicada en Estados Unidos-, no solamente corregía las referencias al sexo de Dios, sino que también «actualizaba» determinados conceptos sociales que sus autores consideraban que habían quedado desfasados. El texto llegaba a negar incluso que la diestra del Padre-Madre fuera el lugar preferente. ¡En pleno siglo XX y discriminando a los zurdos!

dw-world.de

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