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Sociedad

¿Iglesias Evangélicas o “sectas protestantes”…?

Feb 7, 2007
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Por Lic. Alberto Avila.- Al leer el artículo publicado por el diario Clarín, el domingo 28 de enero del corriente, con el título “La Iglesia Católica intenta frenar la sangría de fieles en Latinoamérica”, me hizo de inmediato acudir al copete o la bajada del escrito, el que llevaba la firma de Julio Algañaraz.

Allí, Algañaraz, corresponsal en el Vaticano del tradicional diario de la cornetita, nos cuenta que uno de los temas centrales que tratarán en la Quinta Reunión de los Obispos de América Latina, a realizarse en el mes de mayo en Brasil y presidida por la Papa Benedicto XVI, será el hecho de que “millones de católicos se incorporan a las sectas protestantes” (sic)…

¡Qué sorpresa! Inmediatamente devoré el artículo en busca del prelado o la autoridad eclesiástica que había empleado ese término, a sabiendas que, por proposición de la propia Iglesia Católica Romana de llevar adelante el diálogo ecuménico con los hermanos evangélicos o protestantes, ya no se les denominaba peyorativamente como “sectas”.

El asombro fue mayor al ver que en las declaraciones de obispos y sacerdotes mencionados en el artículo, NINGUNO empleó, ni remotamente, semejante expresión, ya dejada de lado por los propios especialistas y estudiosos de los movimientos religiosos, aun para ser empleadas en religiones absolutamente opuestas al cristianismo. Cualquier periodista especializado en religión y sociedad sabe esto, al menos por haber leído alguno de los documentos redactados por el propio Vaticano en los últimos años. Es más, el contenido de la nota ni siquiera planteaba remotamente semejante intención desprendida en el primer párrafo, redactado por el corresponsal.

Una vez más pasó por mi mente aquella definición sobre que los Medios de comunicación, en realidad muchas veces, son “fines de comunicación”… Yo no creo que Clarín, ni el propio Vaticano piensen hoy, con lo avanzado de las excelentes relaciones entre las diversas corrientes del cristianismo en el mundo, que las iglesias provenientes de la Reforma sean Sectas… (y de hecho no lo son).

Que existen movimientos de conducta sectaria en todos los ámbitos: institucional, profesional, social y religioso es una realidad. Pero se trata de grupos aislados, de movimientos que al decir de lo avanzado de las ciencias sociales son prontamente y públicamente identificados por su accionar proselitista, sus deseos megalómanos de poder, por la manipulación cuasi delictiva de la voluntad de sus miembros y un larguísimo etc…

El ejercicio de la profesión periodística exige formación e información seria y honesta. Empezar por informar que las iglesias evangélicas se caracterizan por su obra social, la tarea de resocialización en las cárceles, su prédica ajustada en fidelidad a la Palabra de Dios, el profundo sentido de familia y su unidad, la férrea moral cristiana practicada por cada creyente que es también un militante de la FE en Jesucristo es, además, un ministro del evangelio, un embajador de Aquél que nos envió a que anunciáramos la Buena Nueva a toda criatura, tarea NO reservada para unos pocos elegidos y la que motiva la pasión por evangelizar de nuestras iglesias. Todo lo que mueve a la Iglesia evangélica en el mundo está dirigido y es a favor de la sociedad. Los intachables testimonios de cientos de años, de miles de obras locales y misioneras, así lo confirman.

Las bases sociales de nuestra Latinoamérica se han fundamentado en valores morales que parecen serlo, pero que no son idénticos… Las situaciones que se suceden en nuestro continente y en especial en la Argentina, como la corrupción, la inmoralidad política, las injusticias y las diferencias sociales que cada vez son más marcadas, son fruto de un pensamiento y una filosofía de vida que se han arraigado en una tradición reinante desde nuestra cuna y que aquellos que las practican –así lo confiesan– lo hacen NO por convencimiento sino por nominalidad. Es por eso, que la práctica de una fe activa en Cristo, definitivamente produce una sana revolución en el individuo que lo hace portador de su identidad cristiana y de un cuidado mayor sobre su comportamiento personal, familiar y social, conforme a las enseñanzas de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Desde hace siglos que denunciamos que lo cotidiano es una forma de vida que no tiene lugar bajo las enseñanzas de Jesús el Cristo y sobre la que por años cada hombre y mujer que tiene un encuentro personal y genuino con su Salvador, una legítima conversión cristiana, ha fundamentado en ellas esa Nueva Vida de la que habla el Evangelio y que nuestro prójimo puede ver y de la que puede asombrarse.

Le pregunto a los religiosos de siempre: ¿Qué hay de nuevo? ¿Qué tienen las estructuras anquilosadas para ofrecer a un mundo sediento de un cambio legítimo, deseosos del final de las “fabulas de Viejas” y de una genuina renovación moral, ética y espiritual, único camino para un verdadero cambio de rumbo por el que tanto clama nuestra Latinoamérica?

Será que la prédica y las acciones de los evangélicos son tan contrastantes dentro de este dislocado esquema que la gente se “fuga”, produce “una sangría” en búsqueda de formas más puras de Fe. Actuarán así al darse cuenta, finalmente, que el pensamiento imperante es “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, algo que no tiene cabida dentro de las enseñanzas de Jesús.

No nos rasguemos las vestiduras, es tiempo de mirar a nuestro alrededor y ver la necesidad y la búsqueda de cambios de la gente. ¿Cuál será la conclusión? ¿Cuáles serán las propuestas para un cambio que se promete y nunca llega?…

¿No será que siempre todo termina siendo más de lo mismo y por eso estamos como estamos…?

Entonces SÍ… qué mejor que un “Chivo Expiatorio”… al decir de Algañaraz –y de algunos otros que como él piensan–: “las sectas protestantes…”

El licenciado Alberto Avila es periodista, teólogo y Jefe de Prensa de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, ACIERA.

Agencia Orbita

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