Campaña anticristiana en Argelia
“No comprendo la reacción del Gobierno. Para nosotros sigue siendo un interrogante”. La que habla es una joven argelina, de la región de Cabilia. Su ciudad está más cerca de Palma de Mallorca que Madrid; más cerca de Valencia que León. Pero su mundo, y la persecución que allí sufren los cristianos (ella es evangélica, protestante, desde hace ocho años) nos retrotrae a tiempos de los romanos o de la conquista musulmana. Y eso que se refiere a la persecución recién desatada por el Gobierno, y no a lo que le dicen los familiares que saben que es cristiana: “Me tratan de perra, judía o traidora”.
A los católicos se les anunció que la Ordenanza 06-03 de 28 de febrero de 2006 sobre “condiciones y reglas de ejercicio de cultos distintos al musulmán” no les afectaba, “porque es lo mismo que se pide a los musulmanes”. Pero, según relataba ayer a LA GACETA un sacerdote de la archidiócesis de Argel, esa ley fue publicada sin que fuera consultado ningún no musulmán. “Marcó un cambio y ahora afrontamos una ola anticristiana que se traduce de distintas formas: dificultades para obtener visados de entrada, que han sido rechazados para religiosos y religiosas, y actividades que se clausuran. La Iglesia católica sufre consecuencias negativas a diario”.
Los católicos argelinos son en su mayoría extranjeros. El mes pasado, el arzobispo Henri Teissier, francés pero con más de medio siglo de sacerdocio en Argelia, fue sustituido por el jordano Abdallah Bader. Tanto antes como después de la independencia de Francia (1962), católicos y musulmanes han convivido en paz. Sufrieron igualmente los horrores de la guerra contra el terrorismo islamista (FIS, GIA). En ella fueron asesinados los monjes de Tibhirine (1993) y el obispo de Orán, Pierre Claverie (1996). El Gobierno de Abdelaziz Belkhadem no reconoce méritos y, el pasado 30 de enero, el sacerdote católico francés Pierre Wallez fue condenado a un año de prisión por haber rezado en Navidad fuera de una iglesia con católicos cameruneses. La ordenanza 06-03 establece en su artículo 8 que las “manifestaciones religiosas” no musulmanas sólo pueden celebrarse en edificios y previa autorización. El artículo 11 persigue la “seducción” de un musulmán por otra religión. A la hora de la verdad, los jueces están condenando por “delito de culto no musulmán” a quien reza con otros o a quien lleva biblias para uso propio, como Habiba Kouider, una joven a la que pueden caer tres años de prisión.
Algunos evangélicos recogen firmas en la Red en defensa de su libertad (www.collectifalgerie.free.fr). La citada joven cabileña asegura que su iglesia la abrieron en 1998 cristianos que rezaban en sus casas. Ninguno es extranjero. “No hay que olvidar que Argelia fue cristiana antes que musulmana”, dice.
