Pastor Emiliano Soto: «Enríquez-Ominami no es un buen candidato»

Según sus cálculos, cerca de tres millones de chilenos profesan la religión evangélica y aunque no todos están inscritos como votantes, son un porcentaje de la población que podría resultar decisivo en un escenario de segunda vuelta en la carrera por llegar a La Moneda. Por ello, en la Iglesia Evangélica siguen con atención el desarrollo de la carrera presidencial y desde ya advierten que negociarán con los abanderados para decidir a quién le terminarán entregando su apoyo al momento de emitir su voto.

El presidente de la Mesa Ampliada Unión de Iglesias Evangélicas, Emiliano Soto, manifestó la preocupación que existe entre sus filas por los distintos temas valóricos que los candidatos han estado poniendo sobre la mesa en esta campaña: aborto terapéutico, unión homosexual, píldora del día después y la despenalización de la marihuana.

El obispo, en conversación exclusiva con Terra.cl, aseguró que ya han sostenido encuentros con algunos candidatos para plantearles sus puntos de interés. “Definitivamente se va a hacer un pronunciamiento de quién le conviene más al mundo evangélico de los dos o tres candidatos que van”, sostiene Soto.

Las iglesias protestantes se pusieron en alerta apenas comenzaron a tratarse contenidos valóricos en las campañas, como cuando Enríquez-Ominami se mostró partidario del matrimonio homosexual. “Es algo que nos complicaría (…) el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Ha sido creado para amar y procrear, y en esa línea es un tema intransable. Sería amoral que se propiciara el matrimonio entre personas del mismo sexo”, afirma categórico el obispo.

Pero pese a la postura radical en puntos como el anterior, el religioso se muestra a favor del debate y de manifestar abiertamente sus opiniones, ya que dice que a esta postura “se van a sumar no sólo evangélicos, sino que también católicos y mucha gente”.

Postura similar muestran frente al aborto, ya que no están a favor, salvo en caso puntuales como cuando se acredite clínicamente que la vida de la madre está en riesgo. “Ni siquiera es la parte religiosa la que está decidiendo, sino que la parte médica”, explica el obispo.

Soto también manifiesta su rechazo absoluto a la despenalización del consumo de marihuana, ya que estas iglesias se han caracterizado por trabajar “en la línea de educar y prevenir el consumo de drogas”.

Por ello, es que ven con recelo la apertura que ha mostrado Marco Enríquez-Ominami frente a estas temáticas. “Tal vez por su formación fuera de Chile tiene valores y principios diferentes a la sociedad chilena que lo hacen ser un poco atípico (…) Le falta un periodo de madurez política, de desarrollo de propuestas, de conocimiento de la sociedad chilena. De aquí a cuatro u ocho años más tal vez podría ser mejor candidato, pero en este momento no está en la condición de ser un buen candidato”, explica.

Para el presidente de la Mesa Ampliada Unión de Iglesias Evangélicas, Frei y Piñera sí reúnen las características necesarias para llegar a La Moneda, pero en ambos casos su preocupación se centra en la posibilidad de garantizar el principio de igualdad entre los credos, tal como lo han hecho en el actual gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.

“En qué otro gobierno los evangélicos tuvieron un día nacional, un día feriado; en qué otro gobierno se implementaron capellanes evangélicos en las Fuerzas Armadas (…) Es un trabajo que creo hubiera sido difícil con un Presidente católico”, explica el obispo.

Añade que dependiendo de la acogida de los candidatos a sus preocupaciones y en la medida en que las acojan en sus programas, “vamos a decirle a la gente quién está aceptando nuestras propuestas”.

LAS NEGOCIACIONES DE LA ÚLTIMA SEGUNDA VUELTA

El obispo Soto comenta que en la segunda vuelta entre Michelle Bachelet y Sebastián Piñera sostuvieron reuniones con ambos candidatos. En una de ellas, Piñera les confidenció que “si el presidente de la Conferencia Episcopal lo llamaba por teléfono y le pedía un favor, tal vez se podría hacer el leso, pero si se lo pedía dos veces, para él era una orden”.

En el caso de Michelle Bachelet, reconoce que por el hecho de ser agnóstica –al igual que Ricardo Lagos- les garantizaba una independencia mayor, pero no pocos la miraban con desconfianza por este hecho. Y «por ser mujer, separada y socialista, a muchos les complicaba, pero la mayoría optó por que fuera una Presidenta estratégica para el mundo evangélico en la parte religiosa”.

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