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Sectas

Se confirma la vinculación entre el culto a la Santa Muerte y el narcotráfico en México

Jun 17, 2008
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Bernardo Barranco, experto en ese culto pagano, asegura que aunque la adoración a la Santa Muerte es un fenómeno “típicamente chilango”, es evidente que se ha expandido tanto en el norte como en el sur del país.

Barranco afirma que la Santa Muerte refleja el “submundo” de exclusión” y que “esa deidad tiene sus bases en el mundo de la economía informal, de la prostitución, el narcomenudeo, los ladrones o carteristas”. La devoción a la Santa Muerte se ha extendido en entidades que tienen fuerte presencia de bandas delictivas como Nuevo Laredo, donde incluso se han levantado altares a esa deidad, también llamada patrona de los narcos.

A Jesús Hurtado, comandante local en Tijuana, el altar en su casa a la Santa Muerte lo salvó en un atentado, dicen sus amigos; lo cierto es que en la plaza mayor de esa ciudad mexicana, donde se libra una ‘guerra civil’ en el cártel de los Arellano, la violencia se pavonea, según explica Juan Veledíaz en el diario El Universal. Pocos militares y agentes que llegaron a la casa de Jesús Hurtado, un comandante de la Policía municipal local, imaginaron encontrar un decorado como el de aquel inmueble.

El jefe policiaco de la delegación Centenario vivía por el oriente, en la colonia Mariano Matamoros, en una casa de dos pisos con una terraza en el segundo nivel, de la que resaltaba la imagen de un muñeco en forma de gorila que se veía desde la calle. Regadas por ahí estaban dos calabazas y del techo colgaba disecado el cráneo blanco con cuernos negros de una res. Cuando los soldados y policías ingresaron, vieron en la planta baja una cruz de madera colgada en la pared y junto a un muro una efigie como de un metro, colocada a manera de altar, de la llamada santa muerte.

Que un comandante de la policía de Tijuana tuviera un retablo dedicado al singular icono sirvió de argumento para que sus subordinados comentaran que eso “lo protegió” la noche del 16 de abril, cuando un comando llegó en cinco autos a su casa para ejecutarlo. Aquel sábado, narra Isaías Juárez, uno de sus colaboradores, hubo un festejo familiar y unos niños jugaban futbol afuera del lugar cuando del convoy de vehículos descendieron sicarios con los rostros cubiertos con pasamontañas. Uno de los chicos alertó de su presencia mientras el resto corría; una ráfaga recibió a los pistoleros desde la casa donde estaban Hurtado y su escolta Raymundo Contreras; dos sicarios cayeron y los otros dieron marcha atrás para huir por la calle donde llegaron. La cifra quedó en 10 detenidos y 15 muertos en lo que los policías municipales decían que fue un “paseo de la santa muerte”.

Según el reporte de la corporación municipal, ambos policías resultaron con heridas leves y uno de los chicos fue lesionado. Los testaferros dejaron a sus dos compañeros alcanzados por las balas y abandonaron armas largas. En el medio policial de Tijuana, se comentó que si Hurtado había sobrevivido era porque “algo lo protegía”, pues unos días antes, la sede de la comandancia policial donde despachaba, también fue atacada por un grupo armado sin que le pasara nada. Hurtado es un oficial de 40 años, 10 de ellos ha trabajado en la corporación; sus allegados cuentan que sabía que la mafia iría por él desde que un grupo de agentes bajo su mando arrestó, a principios de abril, a tres miembros del cártel de Tijuana; uno era un operador muy cercano a los Arellano.

La expansión de la Santa Muerte en todo el país mexicano muestra el grado de dinamismo que presenta el narcotráfico, señaló el especialista en temas religiosos, Bernardo Barranco Villafán. Según explica la periodista Mariana Viayra Ramírez en La Crónica de Hoy, con esa deidad, con esa herejía que es la Santa Muerte, los narcos buscan justificar sus actividades delictivas como los asesinatos, pero también quieren de ella su amparo y protección, porque cotidianamente se enfrentan a la muerte, puntualizó el experto en religiones. “Es una madre del mal, es la madre de los malosos, hablando en términos cedillistas”, expresó Barranco Villafán, quien agregó que los narcotraficantes ven a la Santa Muerte —creada por ellos mismos— como una deidad femenina que refleja la crudeza de los sectores excluidos.

En entrevista, el investigador y estudioso del tema refirió que “las bandas delictivas, esas organizaciones criminales, evidentemente llevan todo su armamento, todo su cargamento y también sus creencias”. Al respecto, Hugo Valdemar, advirtió que la supuesta protección de la Santa Muerte a los narcos es sólo “ilusoria, ¡Qué no se engañen!”. Y refirió que si los narcotraficantes “en todo caso creen que pueden tener una atención, no es de Dios, sino del maligno”. El padre Valdemar llamó a los dirigentes de esa “secta”, a David Romo, a deslindarse de los narcos porque “mostrarse tolerantes y benévolos con el crimen organizado es cosa de ellos, pero una cierta complicidad ya alarma”.

Bernardo Barranco explicó que como cualquier otra deidad, la oferta de la Santa Muerte va más allá de la vida, “ella cubre el circulo constante de la gente que diariamente se enfrenta a los ojos de la muerte, de la tortura, del sufrimiento”. Aseveró que la Santa Muerte ha crecido en el submundo y en la subcultura de la delincuencia, de los marginados y de los excluidos. La devoción a la Santa Muerte se ha extendido en entidades que tienen fuerte presencia de bandas delictivas como Nuevo Laredo, donde incluso se han levantado altares a esa deidad, también llamada patrona de los narcos.

En esa ciudad fronteriza, en la autopista que viene de Monterrey hacia esta ciudad, zona de la reciente disputa entre los cárteles del Golfo y Sinaloa por el control de este punto estratégico para el paso de drogas hacia Estados Unidos, se erigen 21 altares dedicados a la Santa Muerte. Cada vez con más frecuencia durante registros em casas de seguridad o domicilios particulares de narcotraficantes se encuentran continuamente imágenes de la Santa Muerte. Y también se ha hallado su rostro incrustado en las cachas de oro de sus pistolas.

El experto en el tema, Bernardo Barranco, explicó que la adoración a la Santa Muerte es un fenómeno “típicamente chilango”, pero es evidente que se ha expandido tanto en el norte como en el sur del país. Relató que la Santa Muerte refleja el “submundo” de exclusión, sobre todo (esa deidad) tiene sus bases en el mundo de la economía informal, “viene del mundo de la prostitución, en el mundo del narcomenudeo, de los ladrones o carteristas”.

De acuerdo con sus características, la Santa Muerte es como un escudo y un apoyo, sobre todo para las personas que están permanentemente en el filo de la navaja, de la ley, y que son perseguidos por la justicia o por sus enemigos constantemente. El investigador aseguró que la devoción a la Santa Muerte ha crecido por todo el país porque se busca su protección, su acompañamiento y su consuelo, “la busca la gente que está permanentemente jugando con su vida, la que se la juega en todos los sentidos”.

Por eso, añadió que la adoración hacia ella ha crecido en los sectores vinculados al narco, a la delincuencia, a la prostitución, porque está diseñada por ellos. “Sociológicamente podemos decir que es producto de la cosmovisión de un sector social que es excluido por las leyes, por la economía, por la sociedad, de tal suerte que para los sociólogos, es un fenómeno fascinante que muestra cómo las culturas y subculturas tienen un proceso de construcción político, económico, militar y también religioso”, explicó. Insistió que los sectores marginados han sido capaces de crear sus propias leyes económicas, sus propias deidades y la Santa Muerte responde a ese mundo duro. Bernardo Barranco señaló que la Iglesia católica está muy inquieta y se siente amenazada por el crecimiento y la expansión de la Santa Muerte.

El experto en el tema dijo que un aspecto importante en la creencia de la Santa Muerte es que puede ser benevolente y dura a la vez, pues hay quienes le piden con fervor que le haga mal a otras personas. “Se le pide protección, pero también causarle daño al enemigo, al policía que extorsiona a la persona que traiciona”, ejemplificó Barranco. El estudioso de las religiones indicó que para quienes la adoran, la Santa Muerte “no tiene la hipocresía del catolicismo que tiene un sólo discurso de hacer el bien”.

Para sus adeptos, “es una madre que es comprensiva, no así con las deidades católicas. Es decir, difícilmente uno podría pensar que la Virgen de Guadalupe acompaña a un asesino o traficante, en cambio, la Santa Muerte está diseñada para admitir actos ilícitos”. Abundó que la Santa Muerte también es una deidad ambigua en el sentido que acepta a la gente que está al margen de la ley y de las convencionalidades morales. “Ella abraza y adopta a quienes están al margen de la ley”.

Indicó que en ese mundo de delincuencia ven a en la Santa Muerte una representación, fuerte, muy potente y vigorosa de “protección a aquellos sectores que están al filo de la navaja y no sólo de la ley, sino de la vida y de la muerte”. Sin embargo, destacó que también hay una especie de bipolaridad cultural y religiosa, “están aterrados por la manera en que viven, no me extrañaría que a la Santa Muerte le pongan una veladora y cuando vengan al Distrito Federal vayan a la Basílica a visitar a la Virgen de Guadalupe.

“Algunos, aparte de la Virgen de Guadalupe, adoptan a la Santa Muerte, a Malverde, el santo de los narcos, ¡O de lo que sea, porque es gente que está al filo de la muerte!”. Recordó que actualmente se vive un ascenso de la violencia por el narcotráfico, pero aclaró que “yo no me atrevo a decir que la Santa Muerte adquiera un auge en estos momentos por la violencia”. Detalló que el crecimiento de la Santa Muerte ha sido acumulativo proveniente de un sector social que ha construido está deidad y que también ha venido creciendo, “el ascenso de esa deidad no es un crecimiento de golpe mediático que a partir de ahora haya una especie de explosión”.

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