¿Tendrán fe nuestros hijos?
NOTICIACRISTIANA.COM. – (Escritor por el Dr. y pastor Omar Almonte) Todas las encuestas religiosas que ha realizado Berna, Gallup, Pew y la Iglesia Católica sobre la asistencia a la iglesia, han revelado un alarmante resultado: la asistencia a la iglesia ha abajado considerablemente.
En una encuesta realizada por Gallup, el primero de abril 2021, a unas 6,500 personas, reveló que la membresía religiosa-especialmente evangélica- en USA, ha caído por debajo del 50% por primera vez, desde el 1937-cuando se hizo la primera encuesta religiosa en USA.
La asistencia a la iglesia en 1937 era de un 73% de la población en general.
La encuesta de Gallup publicada el lunes, 1 de abril 2021 mostró que, en 2020, el 47% de los estadounidenses dijeron que pertenecían a una iglesia, sinagoga o mezquita, frente al 50% en 2018 y el 70% en 1999.
Cuando se realizó la encuesta por primera vez en 1937, el porcentaje de personas con membresía en un lugar de culto era del 73%, lo que marca una diferencia de casi el 30% con respecto a los datos más recientes.
La encuesta también reveló que la membresía religiosa disminuyó en las generaciones más jóvenes, con el 66% de los adultos nacidos antes de 1946 pertenecientes a una iglesia en comparación con el 58% de los baby boomers (personas nacidas entre el 1946-1964) el 50% de los de la Generación X (nacidos entre el 1965-1981) y el 36% de los millennials (nacidos entre 1980-1990).
Gallup señaló que, durante las últimas dos décadas, el porcentaje de personas que no se identifican con ninguna religión ha aumentado del 8% entre 1998 y 2000, al 21% en los últimos tres años.
Otros datos a menudo han mostrado un cambio profundo en la población estadounidense en las últimas décadas, alejándose de las instituciones religiosas y hacia la desafiliación generalizada con la religión en general.
En el 2020 la encuestadora encontró que solo el 48% de los estadounidenses dijo que la religión era «muy importante» en sus vidas, mientras que el 25% la calificó como «bastante importante» y el 27% «no muy importante». En 1952, el 75% dijo que era «muy importante».
Si bien es posible que parte del declive observado en 2020 sea temporal y esté relacionado con la pandemia del coronavirus, el declive continuo en las próximas décadas parece inevitable, dados los niveles mucho más bajos de religiosidad y membresía de la iglesia entre las generaciones de adultos más jóvenes que las mayores», Gallup escribió en su informe reciente.
La empresa de consultoría de gestión dijo que el impacto del declive de la religión se vería a medida que miles de iglesias estadounidenses continúan cerrando cada año.
En medio de este panorama tétrico y peligroso para la fe cristiana y para la iglesia de Jesucristo de este tiempo, la pregunta obligada para la iglesia, los pastores y para las familias cristianas es: ¿Tendrán fe nuestros hijos?
Respuestas:
- 1. Si las familias cristianas y las iglesias no toman carta en el asunto urgente e inmediatamente, la respuesta es simple: NO, NUESTROS HIJOS NO TENDRAN FE.
- 2. Si las familias cristianas y las iglesias toman carta en el asunto y empiezan a trabajar intencionalmente el tema de la fe cristiana en y con las familias cristianas, podemos responder: SI NUESTROS HIJOS TENDRAN FE
Definitivamente, el futuro de la fe cristiana está en la cuerda floja. Porque ningún niño nace con una fe en Cristo y en su Palabra. La fe es un don de Dios, pero este don tiene que reclamarse, tiene que pedirse, tiene que buscarse intencionalmente.
Escuchemos lo que dice la Palabra de Dios sobre la adquisición de la fe:
“Porque la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios” (Rom. 10:17)
“Nadie puede agradar a Dios si no tiene fe. Cualquiera que se acerque a Dios debe creer que Dios existe y que Dios premia a los que lo buscan” (Heb. 11:6 PDT)
La fe no se hereda, la fe no se compra, la fe tiene que ser enseñada y aceptada.
Por eso Dios ordenó a Moisés que enseñara la ley de Dios a su pueblo. Ley que se debería aprender y aceptar por medio de la obediencia; y no puede haber obediencia genuina, libre y sincera, si dicha obediencia no va precedida por un acto de fe.
En este proceso de enseñar y recibir la fe tienen que intervenir dos personas: el que enseña, en este caso los padres y la persona enseñada en este caso los hijos.
Leamos a Deuteronomio:
“Éstos son los mandamientos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ordenado enseñarles, para que los pongan en práctica en el país del cual van a tomar pose-sión. 2 De esta manera honrarán al Señor su Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandamientos que yo les mando a ustedes, a sus hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años. 3 Por lo tanto, israelitas, pónganlos en práctica. 4 »Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. 5 »Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6 »Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, 7 y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes.
Dios mismo ha ordenado a los padres que debemos enseñarles a nuestros hijos cuando tenemos tiempo, la fe en Dios, la fe que nos salva y nos libra de la condenación eterna.
La fe que hace que la vida de nuestros hijos y nietos sea una vida larga, buena, productiva, dichosa y feliz.
Porque la vida feliz, alegre, sana y productiva de nuestros hijos no va ha depender de los celulares, de la tecnología y de lo que la sociedad postmoderna ofrece a nuestros hijos, No, la felicidad verdadera, la vida abundante y prospera que queremos para nuestros hijos, consiste en obedecer y practicar la ley de Dios y cultivar su fe en Jesucristo y la vida de iglesia.
Precisamente eso es lo que Dios les dijo a las familias israelitas cuando le dio por medio de Moisés sus leyes y estatutos: Por lo tanto, israelitas, pónganlos en práctica. Así les irá bien y llegarán a ser un pueblo numeroso en esta tierra donde la leche y la miel corren como el agua.
Por eso uno de los sabios de Israel -El Proverbista- inspirado por Dios dijo: “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.” (Prov. 22:6 PDT)
¿A qué camino se refiere el proverbista bíblico aquí? ¿al camino de la fama, del dinero, de la tecnología, de la buena vida? NO, el camino del cual habla el proverbista es el camino del conocimiento, de la sabiduría. ¿Pero, de que sabiduría estamos hablando? El mismo sabio de Israel, temeroso de Jehová nos dice a qué sabiduría se refiere.
El mismo proverbista nos dirá que la verdadera sabiduría, que el verdadero conocimiento que permite al niño, -al joven, a la persona- triunfar en la vida, y tener una vida digna, prospera, larga y agradable a Dios es el camino del temor a Jehová (“El conocer y obedecer a Jehová es el principio de la sabiduría (Prov. 1:7 PDT)
Pero más aún, lo que está en juego, LO QUE ESTA EN PELIGRO es la misma SALVACIÓN DE NUESTROS HIJOS.
Oigan lo que dice la Biblia sobre la salvación:
“Dios amó tanto al ser humano que dio a su Hijo único para que toda persona que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16 PDT)
“…Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31 Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu familia. (16:30-31 PDT)
Tanto la fe como la salvación van ligada una a la otra, es decir, una no se puede dar sin la otra.
El rol de los padres en enseñarles a sus hijos la fe cristiana:
La salvación es un acto libre y voluntario que resulta del ejercicio de la fe, pero tanto la fe como la enseñanza bíblica de los mandamientos de Dios es responsabilidad primariamente de los padres creyentes y luego de la iglesia.
Por lo tanto, los padres y los abuelos somos responsables en PRIMER LUGAR de instruir a nuestros hijos a temprana edad en el camino de la fe, en el conocimiento de los mandamientos de Dios y en el camino de la SALVACION.
Muchas veces los padres cristianos hemos actuado como Caín cuando mató a su hermano Abel. Escuchemos lo que Caín le respondió a Dios cuando le preguntó por el paradero de su hermano Abel:
“Caín le dijo a su hermano Abel: «Vayamos al campo» Cuando llegaron, Caín atacó a Abel y lo mató. 9 Luego el SEÑOR le dijo a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Caín respondió: —No sé. ¿Acaso es mi deber vigilar a mi hermano? 10 Luego el SEÑOR dijo: —¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano grita desde el suelo pidiendo justicia. (Gen. 4:8-10 PDT).
Muchas veces los padres actuamos sin darnos cuenta como Caín. Descuidando nuestro deber y obligación de instruir a nuestros hijos en la fe y en el temor de Dios. De traerlos a la iglesia y de cultivar en la casa una vida cristiana, una vida espiritual, de tener un tiempo devocional con nuestros hijos en la casa.
Buen ejemplo como padres cristianos
Los padres somos los primeros responsables de enseñarles a nuestros hijos los mandamientos y decretos de nuestro Dios. Somos responsables mientras estén bajo nuestro cuidado de instruirlos en la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Somos responsables de presentarles el Evangelio de Jesucristo y enseñarles el camino de la salvación. Traerlos a la iglesia y, sobre todo, darle un buen ejemplo como padres cristianos.
Lo que no podemos hacer es obligarlos a creer en Dios ni forzarlos a que sean salvos. Porque la salvación es un acto voluntario, personal y consiente.
Acaso somos los padres responsables de instruir a nuestros hijos/as en el camino de la fe cristiana, de la salvación y de una relación personal con Dios?
Si padres, somos todos responsables de instruir en los caminos de la fe cristiana a nuestros hijos. porque el futuro espiritual, porque la salvación y la vida eterna de nuestros hijos gritan desde nuestras casas pidiendo que les ensenemos el camino de la fe y de la salvación por medio de la ensena de la palabra de dios y por medio de un ejemplo y testimonio cristiano digno de imitar por nuestros hijos/as.
Entonces, padres, les pregunto: ¿Tendrán fe vuestros hijos? ¡A ustedes les toca responder por sus hijos porque mientras sus hijos estén bajo su responsabilidad, la fe y salvación de ellos les están reclamando desesperadamente que cumplan su responsabilidad en casa como padres cristianos ¡Que así nos ayude Dios!
Escritor por el Dr.Omar Almonte, pastor de la Iglesia Bautista Central en New York, EEUU.
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