Una revista científica adelanta la cuenta atrás para el fin del planeta. Lo cierto es que el planeta nunca ha estado a salvo; en sus mejores momentos (en 1991), el fin del mundo estaba a tan solo 17 minutos. Pero la proliferación nuclear de los últimos tiempos nos ha colocado en una posición casi tan frágil como la de los peores tiempos de la guerra fría.
El conocido como Reloj del Apocalipsis lo creó un grupo de científicos después de la II Guerra Mundial, en 1947, horrorizados por el nacimiento del peligro atómico.
En 1949 Rusia hizo estallar su primera bomba atómica, dejándonos a tres minutos del Apocalipsis. Cuatro años después, las pruebas nucleares de las dos superpotencias adelantaban un minuto la cuenta atrás. Fue su peor momento. Luego la cosa se fue relajando hasta que en 1963, tras firmarse un acuerdo para limitar las pruebas nucleares, se situó a 12 minutos.
Tras varias fluctuaciones, en 1984 volvió a estar a tan solo tres: las conversaciones para el desarme nuclear se habían estancado. Siete años después se alcanzó por el contrario el mejor momento: 17 minutos, merced a la firma de un nuevo tratado de desnuclearización. Pero desde entonces ha ido a peor. Este año ya habíamos perdido diez minutos, con las ambiciones atómicas de Corea del Norte e Irán y ahora llega un nuevo peligro mundial.
Los expertos al cargo del reloj han decidido abrir el abanico de riesgos a los que se enfrenta la humanidad, y el primero en incorporarse ha sido el cambio climático. Dos minutos nos ha costado a todos.
Pero no menos preocupantes es la modificación genética o la biología sintética que también han sido añadidos como condicionantes. Sobre el cambio climático se ha pronunciado Robert Oppenheimer, el padre de la primera bomba atómica que es optimista sobre la posibilidad de hacer frente al cambio climático, afirmando que la humanidad se ha encargado de problemas de igual importancia antes, y por lo tanto podrá hacerlo de nuevo. Mientras, el reloj sigue corriendo.
ACPress.net
