ALEMANIA.- El 31 de octubre de 1517, el monje católico Martín Lutero decidió protestar contra numerosos problemas que ocurrían dentro de la Iglesia Católica. Uno de ellos era la venta de indulgencias.

El Vaticano sostenía la idea de que sólo el clero tenía capacidad para interpretar adecuadamente la Biblia. Los padres perdonaban pecados. Los ayunos, peregrinaciones y buenas acciones se ofrecían como forma de salvación.

Lutero tomó una acción que cambiaría para siempre la historia del cristianismo, predicando sus 95 tesis en la puerta de la Catedral de Wittenberg, Alemania. Además de un rompimiento definitivo con el papado, él vendría a traducir la Biblia a la “lengua del pueblo” y dar inicio a una reanudación de preceptos bíblicos como la salvación sólo en Cristo.

Mientras millones de iglesias evangélicas en todo el mundo se acuerdan de ello, en cultos y celebraciones alusivas a la fecha, la Iglesia Luterana continúa tratando de reescribir la historia.

En 1999, firmó con el Vaticano la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación”, donde teólogos católicos y luteranos minimizaron buena parte de lo que Lutero defendía cuando dio inicio a la Reforma.

Desde el año pasado, el movimiento está creciendo, con la defensa de la final de la “pared” que separa al mund, los dos segmentos más grandes de la cristiandad.

El ecumenismo es nueva norma

Las celebraciones de la Reforma Protestante, en 2017, aumentaron la conciencia de cooperación ecuménica e interreligiosa entre los líderes de la Iglesia. Una declaración hecha por Ralf Meister, obispo de la Iglesia Evangélica Luterana de Hanover, llamó la atención sobre ello.

“En el Día de la Reforma Protestante, buscamos promover relaciones tolerantes entre las religiones, confesiones y visiones de mundo, basadas en el diálogo”, comentó sobre el asunto a través de un informe para una asamblea denominacional.

También declaró que “conmemorar el Día de la Reforma Protestante ciertamente no debe ser un día de celebrar a Martín Lutero”. Otros obispos fortalecieron la idea de ecumenismo y exaltaron la unión de las denominaciones. Al parecer, quieren barrer bajo la alfombra de medio milenio de historia y caminar hacia la consolidación de una religión mundial.

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Con información IHU

SUIZA, GINEBRA.- Esta semana, el papa Francisco fue a Ginebra, Suiza, a participar en una reunión ecuménica en la sede del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). El encuentro pretendía celebrar los 70 años de esta institución, creada después de la II Guerra Mundial.

El CMI es la mayor organización mundial del movimiento ecuménico, reuniendo 345 grupos en 110 países. Reúne segmentos de reformados, luteranos, anglicanos metodistas, bautistas, ortodoxos y otras iglesias. Él representa a más de 500 millones de fieles en todo el mundo. Con 1.300 millones de fieles, la Iglesia Católica Romana no es miembro pleno del CMI, pero su representante actúa como “observador”.

Durante la reunión de oración, Francisco exhortó a los cristianos a “derribar las barreras de la sospechosa y del miedo” que los dividieron durante el movimiento de la Reforma Protestante del siglo 16 y trabajar juntos para ayudar a los más necesitados.

“Después de siglos de conflicto … la caridad nos permite unirnos como hermanos y hermanas”, dijo en Ginebra, ciudad donde el reformador Juan Calvino vivió. El pontífice exhortó a los cristianos de todas las denominaciones a encontrar “el coraje de cambiar el curso de la historia, una historia que nos llevó a la desconfianza y al extrañamiento mutuo”.

El Papa pidió más trabajo en equipo entre las denominaciones cristianas para divulgar los valores del evangelio y cooperar más en cuestiones como combatir la pobreza y la injusticia y defender el medio ambiente.

“La credibilidad del evangelio es puesta a prueba por la manera en que los cristianos responden al clamor de todos los que, en todas partes del mundo, sufren injustamente la propagación siniestra de una exclusión que, al generar pobreza, fomenta conflictos”, dijo.

Enseguida dijo: “Después de tantos años de compromiso ecuménico, pidamos al Espíritu que revigorice nuestro paso. (…) ¡Que las distancias no sean excusas! Es posible, ya ahora, caminar según el Espíritu. Rezar, evangelizar, servir juntos: esto es posible. Caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos: he aquí nuestra carrera maestra […] que tiene una meta concreta: la unidad “.

[ Fuente: Vaticano News y Reuters]

VATICANO.- El Papa Francisco tuvo un encuentro la semana pasada con líderes de la Alianza Evangélica Mundial (AEM) que estuvieron en el Vaticano para discutir acciones conjuntas, especialmente en cuestiones de persecución religiosa.

El pontífice dijo que le gustaría una “cooperación más cercana” con la AEM, una red de iglesias evangélicas de 129 naciones, que representa a más de 600 millones de fieles en todo el mundo.

El obispo Efraim Tendero, secretario general de la AEM, encabezó la delegación en la audiencia con el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos. Él afirmó: “Queremos ver este mundo como un lugar donde la paz, la justicia y la rectitud reinen, donde todos tengan un patrón de vida decente y donde Jesucristo es reconocido como el Señor de todos”.

Radio Vaticano recuerda que la AEM y el Pontificio Consejo ya tienen una relación cercana hace siete años, que resultó en un documento llamado “Escritura y Tradición”. Reconociendo que las diferencias teológicas permanecen, para Efraín es “cada vez más importante buscar una agenda común en lugar de enfocar en lo que nos diferencia y nos separa”.

También reveló que católicos y evangélicos trabajan juntos para lidiar con varias cuestiones como el tráfico humano, la lucha contra el cambio climático global, la lucha contra la corrupción, la promoción de la paz y la ayuda tras desastres naturales.

El pastor Thomas K. Johnson, embajador de la Libertad Religiosa de la AEM en el Vaticano, explicó que existe una necesidad urgente de unir fuerzas para combatir la creciente persecución a los cristianos en todo el mundo. Señaló que el problema no ocurre sólo en una parte del mundo y en que los últimos tres años pueden haber sido los peores de la historia, cuando se piensa en libertad religiosa.

Johnson destacó que incluso habiendo problemas de “discriminación” entre evangélicos y católicos en algunos países, los evangélicos siempre se sintieron muy bienvenidos en el Vaticano. Él refuerza el mensaje de que “los cristianos de todas las variedades necesitan protegerse mutuamente en público”.

Francisco siempre dejó claro que busca una unión entre todas las ramas del cristianismo. En diferentes ocasiones recordó que el ideal cristiano sería la unión de todos.

“Yo siento la voluntad de decir algo que puede parecer controvertido, o tal vez incluso herético”, afirmó en una homilía. Al referirse al diablo, aseguró: “Pero hay alguien que sabe que, a pesar de nuestras diferencias, somos uno. Es él quien nos persigue. Es él quien está persiguiendo a los cristianos hoy, y nos está uniendo con la sangre del martirio”.

[ Fuente: Christian Post ]