Joven ateo relata como Cristo le salió a su encuentro
NOTICIACRISTIANA.COM.-¡Para Dios lo imposible no existe! William Rocha es un joven misionero brasileño de la comunidad Shalom que estará ejecutando su plan de alcance y salvación a las almas por una temporada de misión en Suecia, uno de los países menos religiosos del mundo.
Antes era un hombre que por muchos años cuestionaba las cosas de Dios y ahora es un siervo de Dios.
El trabajar en este espacio no será un obstáculo, ya que a él no le va a costar tanto entender a los suecos, porque también fue durante unos años un gran ateo convencido. Fue en 2007 que su vida cambió por completo.
«Cuando yo era más joven no creía ni en Dios, ni en los ángeles, ni en los santos, ni en la vida después de la muerte, ni en el Juicio Final, ni nada de eso. «Nada», insiste al contar su testimonio.
«Yo pensaba que la vida era aquí en la Tierra, y cuando te mueres te entierran y los insectos te comen y ya está«, explica Rocha.
Esa era la mentalidad que tenía Rocha; él cuenta que no tenía a Dios para rendirle cuentas.
«La mirada de mis padres, de mis profesores, no me alcanzaba». Y yo no creía en una Mirada Superior, que lo sabe todo, que lo conoce todo. Y como nadie me miraba, yo me creía con derecho a hacer cualquier pecado«, recuerda.
Además, en la escuela veía que los profesores nunca hablaban de la Iglesia ni de la historia de la Iglesia. La escuela reforzó más su ateísmo convencido.
Se encontró con Dios
Un día de tantos su tía lo llevó a un culto de oración por los enfermos de la Comunidad Shalom en el 2007, en el centro Shalom, en Fortaleza, Brasil, donde cientos de personas abrieron su corazón ante Dios.
Una vez allí, durante la adoración, ella le dijo: «William, ya sé que no crees en Dios. Pero cierra los ojos, y aunque pienses que no hablas con nadie, pídele que te muestre que existe».
Él pensó: «Está bien. Bajé la cabeza, cerré los ojos». Y oró así: «‘Dios, o al que llaman Dios, en quien no creo, si existes, pruébalo. Si no veo, si no toco, no voy a creer en Ti’. Y en cuanto hice esa oración- que no sabía que era una oración, que la inventé yo sólo- miré alrededor. Y la gente estaba en adoración al Santísimo, y todo el mundo estaba brazos en alto, cantando, llorando, gritando ‘Señor Jesús'».
Pasó un rato esperando esa señal mientras la gente a su alrededor oraba con intensidad. Después, al cabo de unos minutos, una mujer con un micrófono proclamó, como inspirada por Dios.
«Hay un joven aquí que no cree en Dios; está en el lado izquierdo, al final, cerca de la capilla. Joven, Dios te dice, ahora, que Él no necesita tu fe para existir».
William se quedó perplejo al comprender que él cumplía todas esas palabras que le decían en ese momento.
Al instante sintió como algo tocó su corazón. Era algo distinto y de ahí comenzó a interesarse más por Dios. Con el tiempo comenzó a buscar más a Dios y a experimentar cambios en varias áreas de su vida.
Tras su conversión, empezó a participar en un grupo de oración semanal de Comunidad Shalom, y desde 2011 fue asumiendo pasos de compromiso en la comunidad. Desde enero de 2020 vive con otros dos jóvenes misioneros brasileños en Suecia; ahora dedica su vida al servicio de Cristo y de las personas.
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