Narcos utilizan religión evangélica para adueñarse de favelas de Río de Janeiro
NOTICIACRISTIANA.COM.- Los narcotraficantes que dominan las favelas de Parada de Lucas, Vigário Geral y otras tres comunidades de la Zona Norte de Río de Janeiro, han elegido referencias bíblicas como sus principales símbolos.
La facción se autodenomina “Tropa de Aarón” -Aaron fue el sumo sacerdote hebreo y hermano de Moisés-, los narcos también utilizan La Estrella de David poniéndolas en paredes y banderas en las entradas de las favelas, e incluso se muestra en neón en la parte superior de una torre de agua en la comunidad de Ciudad Alta.
El territorio fue nombrado, según la policía, el «Complejo de Israel» por el jefe de la Tropa, una referencia a la «tierra prometida» para el «pueblo de Dios» en la Biblia.
El grupo criminal comandó inicialmente el narcotráfico en Parada de Lucas y extendió su dominio a las comunidades vecinas. Hoy, Tropa controla el tráfico de drogas en las favelas de Cidade Alta, Pica-pau, Cinco Bocas y Vigário Geral, según datos de centros de investigación policiales y de seguridad pública.
“Narcopentecostalismo”
El Complejo Israel es emblemático de un fenómeno que algunos investigadores han llamado “narcopentecostalismo”: no solo el surgimiento de narcotraficantes que se declaran evangélicos, sino la forma en que esto influye en las acciones de las facciones en disputa por territorios en Río de Janeiro. janeiro.
“El término neopentecostalismo ha sido utilizado por varios investigadores que analizan el fenómeno de los narcotraficantes que asumen, de manera explícita y abierta, las religiones neopentecostales, incluso en sus actividades delictivas”, explica la politóloga Kristina Hinz, investigadora del del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la UERJ (Universidad del Estado de Río de Janeiro) y estudiante de doctorado de la Universidad Libre de Berlín.
Es decir, además de la conversión personal, la religión también juega un papel estratégico en el mantenimiento del poder y en las disputas territoriales, según los investigadores.
La comunidad evangélica tradicional rechaza enérgicamente la idea de que un narcotraficante pueda ser evangélico
“Un pastor serio no aceptará que algo que es ilegal en la ley humana e inmoral se asocie con Cristo”, dice el pastor Carlos Alberto, quien ha trabajado como pastor en la favela Ciudad de Dios durante 17 años, y antes de eso, él había sido un narcotraficante.
“El pastor tiene que mostrarle a la persona que puede arrepentirse, pero para ser aceptado como evangélico, tiene que dejar todo lo que es contrario a los principios bíblicos, morales y éticos”.
Sin embargo, los narcotraficantes considerados parte del neopentecostalismo, no solo se declaran miembros de la religión, sino que de hecho llevan una vida religiosa, señalan los investigadores.
El líder del narcotráfico en el Complejo Israel es objeto, por ejemplo, de 20 órdenes de arresto por asesinato, tortura, tráfico, robo y ocultación de un cadáver. Al mismo tiempo, se declara evangélico, difunde referencias religiosas en la región y tiene amigos pastores, según la policía.
“Estos son traficantes de drogas que al mismo tiempo participan en la ‘vida del crimen’ y la vida religiosa evangélica, yendo a los servicios, pagando sus diezmos y hasta pagando presentaciones de artistas cristianos en la comunidad”, dice Kristina Hinz.
Esta influencia de las religiones en la dinámica de poder del tráfico de drogas siempre ha existido, dicen los investigadores, y no es exclusiva del protestantismo. Pero la conversión de narcotraficantes al pentecostalismo es un fenómeno con características propias, en un país que va camino de tener una mayoría evangélica en la próxima década.
Más evangélicos
En los últimos 30 años, la sociedad brasileña se volvió más evangélica en su conjunto: según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el número de evangélicos aumentó un 61% entre 2000 y 2010.
Datos de una encuesta de 2020 realizada por el instituto Datafolha, indican que el 31% de la población era evangélica en esta fecha, siendo los católicos el 50%.
Si el crecimiento continúa al ritmo actual, en 2030, los evangélicos alcanzarán el 40% de la población, según una proyección del investigador José Eustáquio Diniz Alves, doctor en Demografía de la UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais).
Para la población de las favelas, las iglesias pentecostales comenzaron a tener una importancia significativa. Las redes evangélicas ofrecen seguridad y apoyo material, espiritual y psicológico a los residentes, destaca la investigadora Christina Vital Cunha en Oração de Deficante: uma etnografia.
Fue en ese contexto que los narcotraficantes se acercaron a esta religión, dice la socióloga Doriam Borges, profesora de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj).
“Esta conversión se dio tanto porque parte de los traficantes nacieron en hogares evangélicos o porque tienen familiares religiosos, como porque estaban internados en instituciones socioeducativas o en cárceles y eran objeto de proyectos misioneros evangélicos en estas instituciones”, explica.
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