El Gobierno de Marruecos expulsó ayer del país a cuatro misioneras evangélicas españolas y a una alemana tras ser acusadas de haber realizado proselitismo religioso, en un país que permite la práctica de cultos diferentes a la religión oficial, el islam, pero no el proselitismo. Las españolas formaban parte de un grupo de diecisiete personas, entre las que había también marroquíes y un iraquí, y fueron expulsada desde Tánger a bordo de un ferry con destino a Tarifa, después de haber sido interrogadas el sábado por la Policía judicial de Casablanca.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron a la agencia «Efe» que fueron pilladas en «flagrante delito» en un acto de «proselitismo» con marroquíes en un céntrico piso de Casablanca, donde, según el Ministerio del Interior, se incautó propaganda evangélica: libros, cintas de vídeo en árabe y otros objetos de culto.
El Gobierno marroquí se disculpó ante el español por no haber informado a la Embajada española. La rapidez de la expulsión se atribuye a que la ley local no prevé juicios para estos casos. «No hay que ver en esta acción ningún tipo de enfrentamiento político» entre los dos países, advirtieron fuentes diplomáticas.
Por otra parte, el presidente de la Cámara baja marroquí, Mustafá Mansuri, investigará el caso de las víctimas de armas químicas utilizadas por el Ejército español en el Rif durante la guerra de África, en los años veinte del siglo pasado. Mansuri, que dijo tener «documentos que prueban los horrores perpetrados», instó a España a pedir perdón y a indemnizar a las víctimas, como va a exigir su partido.
En febrero de 2007, la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados rechazó con los votos del PSOE y del PP una proposición no de ley de ERC que instaba al Gobierno a asumir las posibles compensaciones económicas para los afectados por el uso de armas químicas durante la guerra de África.
Marruecos permite la presencia de misioneros de otras religiones diferentes de la oficial, el Islam, pero las leyes les prohíben evangelizar. Esto explica que la expansión del cristianismo, que se implantó en el norte de África antes incluso que el Islam, se efetúe de manera clandestina. Entre los cristianos, los evangélicos son los que están llevando a cabo una campaña más intensa en los últimos años.
