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Policial/Judicial

Pastor evangélico muere asesinado a balazos

Jul 20, 2009
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Un pastor evangélico, de 37 años, fue atacado a balazos en la madrugada de este sábado en el barrio Huarpes III, de Luján de Cuyo. Murió en el barrio La Gloria, de Godoy Cruz, debido a que con un tiro en su espalda alcanzó a conducir hasta la comisaría de este conglomerado. Frente a la seccional, falleció. Allí, en la fría noche, familiares de la y también fieles de la iglesia mostraban su dolor entre llantos y abrazos (al final de la nota, un video de ese momento).

Darío Ochoa era un pastor evangélico que vivía en el barrio Metalúrgicos, de Godoy Cruz. Desde allí comenzaron a llegar de a uno sus conocidos alrededor de las 3, una hora después que murieran frente a la dependencia. Luego, llegó su familia que era contenida por los integrantes de la iglesia como podían mientras la Policía Científica examinaba el cuerpo de la víctima, el cual yacía en el duro asfalto.

El religioso murió en el interior del coche, un Audi A, dominio CCK-797. Debieron sacarlo del habitáculo y desvestirlo, para verificar cuántos impactos lo alcanzaron, ya que el auto tenía cuatro tiros.

El disparo mortal, el único, entró por la espalda de Darío Ochoa y salió por el pecho. Al parecer los agresores fueron dos. Fuentes policiales y judiciales confirmaron que en el lugar del ataque, frente a la manzana A del barrio Huarpes III había 9 vainas servidas, seis de una pistola nueve milímetros y tres de una calibre 11,25.

Ese proyectil que alcanzó al pastor no lo mató de inmediato.

Ochoa había estado jugando un partido de fútbol con un grupo de conocidos. Luego del encuentro y algunas charlas, habría lleva a algunas personas a sus casas. Eso estaba haciendo cuando le dispararon.

Él manejaba y a su lado iba un amigo, un integrante de la iglesia evangélica. En el Huarpes se encontró con la muerte. Los disparos fueron efectuados de frente, pero aparentemente Ochoa aceleró y le siguieron tirando; los impactos estaban en todo el auto.

Pero una de esas balas entró por la ventanilla de la puerta trasera y le dio en la espalda. Aunque el proyectil le había salido por el pecho, el pastor continuó conduciendo.

En el camino, se pudo saber por fuentes policiales, Ochoa se desvanecía y su amigo tomó el volante aunque era el acompañante. Así lograron llegar hasta la comisaría 52 del La Gloria.

Cuando frenaron, el religioso murió. Quedó en el auto mientras que su compañero estaba en la seccional muy conmovido. También estaba siendo protegido, se trata del único testigo del crimen.

Al lugar llegó el ayudante fiscal Juan Manuel Bancalari de la Oficina Fiscal Nº11, de Luján de Cuyo. Consultado sobre el móvil del homicidio, manifestó que recién se inicia la investigación y no puede aventurar una hipótesis.

Sucede que la cantidad de disparos contra Ochoa “son demasiados para un asalto”, expresó uno de los policías a cargo del procedimiento. Además, el pastor tenía en su auto una notebook y llevaba dinero encima, nada le fue sustraído.

Quizá los criminales querían hacerse del lujoso Audi de la víctima que por esos barrios humildes no circulan seguido, pero no la seguidilla de disparos, sobre todo cuando Ochoa se alejaba y no podían conseguir el botín, produce confusión. Esa hipotética escena hace pensar, inicialmente a los pesquisas, que aunque no le robaran nada querían matar al pastor, y por ello le dispararon incluso por la espada cuando huía.

Video del lugar donde murió el pastor.

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