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Sociedad

Evangélicos se activan en favor de los latinos

Mar 29, 2007
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El pastor René Molina, líder principal de las Iglesias de la Restauración en Los Ángeles, no necesita que alguien le explique la realidad de los indocumentados: él mismo lo fue, y también lo son muchos de los fieles que asisten a esas iglesias evangélicas, que se originaron hace unos 30 años en El Salvador.

«Nuestras iglesias están formadas también de un gran porcentaje de indocumentados, así que los pastores vimos las necesidades que hay, porque las vemos a diario. Además, tenemos la experiencia nuestra, la de quienes también vivimos a la sombra de la ilegalidad por algún tiempo», afirma Molina.

Las Iglesias de la Restauración son parte de un creciente movimiento evangélico latino en Estados Unidos que, según estudiosos, no sólo está cambiando el perfil religioso de los latinos, sino la faz del movimiento evangélico en este país, hasta hace unos años principalmente blanco y anglosajón.

Sólo en el área de Los Ángeles existen más de tres mil iglesias evangélicas latinas y tres seminarios que capacitan a los pastores que las dirigen, informa Juan Martínez, director del Departamento Hispano del Seminario Teológico Fuller.

El número de evangélicos latinos está creciendo en todo el país. Según un trabajo del Instituto de Estudios Latinos de la Universidad de Notre Dame, un 23% de los latinos son protestantes, alrededor de 10 millones de personas, y la inmensa mayoría de ellos son evangélicos y pentecostales. En la población de Estados Unidos en general, hay un 28% de evangélicos, de una amplia diversidad de iglesias y tendencias ideológicas.

Estos grupos evangélicos latinos están muy preocupados por un tema al que consideran un imperativo moral y cristiano: la reforma migratoria y el futuro de millones de indocumentados que viven en este país.

«Todo empezó hace un año, cuando estaba en pleno auge el movimiento pro inmigrante y la oposición contra la propuesta de Sensenbrenner (HR 4437), que criminalizaba a los indocumentados y las iglesias que los ayudaban», recuerda Ricardo Moreno, un activista que ayudó a crear la Red de Pastores y Líderes Latinos del Sur de California.

Mientras las diócesis e iglesias católicas, religión a la que pertenece la mayoría de los inmigrantes latinos (alrededor del 70%) ayudaban a organizar marchas y a cabildear en el Congreso en contra de la mencionada propuesta de Sensenbrenner y en favor de una reforma migratoria, los evangélicos y otros protestantes también vieron la necesidad de organizarse.

«Lo interesante es que la mayoría son pastores que nunca han estado involucrados en nada de esto, en ninguna actividad política», dice Moreno. «Muchos de ellos son pastores evangélicos conservadores».

Pero lo que diferencia a muchos de estos pastores evangélicos latinos de muchos de sus colegas blancos es que el pueblo inmigrante es parte integral de sus iglesias. Y muchos de estos pastores, como Molina, tienen una experiencia directa con la vida del indocumentado, o trabajando con estos inmigrantes.

«Soy hijo de trabajadores inmigrantes y me crié en el campo, en un pueblito donde mis padres, que eran pastores evangélicos, trabajaban con mucha gente campesina e inmigrante», explica Martínez quien, luego de convertirse en pastor, pasó nueve años dirigiendo un seminario en una iglesia evangélica en Guatemala. «Ahí completé el cuadro de por qué la gente venía».

La red de Pastores del Sur de California está trabajando con otros grupos locales y nacionales en una intensa campaña en favor de la reforma migratoria integral.

El movimiento de alianzas evangélicas pretende, aparte de cabildear en el Congreso y con el presidente en Washington (Bush es evangélico de la corriente born again o «renacido»), movilizar a sus iglesias para que se recojan 10 millones de firmas en todo el país en favor de la reforma.

Mucho del trabajo nacional se lleva a cabo a través de una organización con muy buenos contactos en Washington, D.C., la Conferencia de Liderazgo Cristiano Nacional Hispano. Su líder, el reverendo Samuel Rodríguez, es un cristiano de creciente influencia en el país, que está liderando el impulso en favor de la reforma migratoria integral.

«La inmigración no es un tema conservador o liberal, republicano o demócrata», explica Rodríguez. «Estamos involucrados en esto porque tenemos la obligación espiritual y cristiana de hablar por los que no pueden defenderse».

Pero el tema migratorio ha causado desacuerdos dentro de las iglesias evangélicas, particularmente entre las latinas y los evangélicos blancos que, según sondeos, suelen ser mucho más conservadores en temas sociales que los evangélicos latinos. Aunque ambos comparten sus creencias religiosas y su oposición al aborto, por ejemplo, tienen una posición marcadamente diferente en el tema migratorio.

Un estudio realizado hace un año por la organización PEW, por ejemplo, halló que un 63% de los evangélicos blancos ven a los inmigrantes como una «amenaza» a los valores y costumbres de este país, una cifra similar a la opinión de la población en general. Estos evangélicos eran, por otra parte, más partidarios que los seculares de criminalizar la asistencia a indocumentados que favorecía la iniciativa de Sensenbrenner.

En una «carta abierta» a los evangélicos, Samuel Rodríguez dijo que esto «no representa un cisma», ni está basado en racismo, discriminación o xenofobia, sino en un «desacuerdo honesto» con los otros evangélicos sobre cómo aplicar la ley para proteger al país.

Otros no lo ven así. «Hay de todo en las iglesias evangélicas, porque hay una gran variedad de ellas», dice Juan Martínez. «Las hay que están muy comprometidas con la reforma migratoria y también hay quienes estarían más aliados con los minutemen que con los inmigrantes».

La diferencia parece estar en la cercanía e identificación con los inmigrantes que tienen las diversas congregaciones.

La Opinion

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