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Sociedad

Líderes evangélicos aplauden a Warren, y previenen de una `fe desmesurada´ en Obama

Ene 28, 2009
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Nadie ha quedado indiferente ante la inauguración de una nueva etapa en los EEUU, los protestantes norteamericanos incluidos. Por un lado, la oración de Rick Warren frente a la participación del Obispo Gene Robinson. Por otro, las sensaciones que ha dejado la inauguración del mandato de Barack Obama. Son los dos temas más comentados entre los cristianos estadounidenses estos días. Tan sólo unas horas después de la ceremonia que convertía al vencedor de las elecciones oficialmente en Presidente, muchos líderes evangélicos ya daban su opinión sobre el acontecimiento y sus repercusiones.

La flamante inauguración del mandato de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos, ha sido el tema de conversación en cualquier rincón del país, en los últimos días. La “consagración” de un presidente es algo que de por sí se considera de vital importancia. A ello se añade el hecho de que durante meses la toma de posesión se haya visto como un cambio oficial de era. Así pues, cualquier detalle de lo vivido el pasado 20 de febrero se está analizando con lupa.

Entre los centenares de miles de ciudadanos que han expresado su opinión en blogs, foros y webs especializadas en Internet, también están varios líderes evangélicos estadounidenses. La revista Christianity Today ha recogido algunas de las opiniones que han conssiderado más destacables, para hacer una primera “opinion roundup” (ronda de opiniones) sobre lo que se vivió en el Capitolio (Washington, D.C.).
Charles Colson, ex político, reconocido escritor y fundador de Prison Fellowship Ministries (una organización cristiana que trabaja en las cárceles con presos), considera interesante que aunque las oraciones públicas “hayan sido excluidas de actos como las graduaciones escolares”, siguen siendo pieza central del “más importante ritual democrático: el traspaso de poder”.

Destaca Colson que sean cristianos o no, los líderes políticos “siguen aprovechándose de este acto casi religioso”, en referencia a la inauguración del mandato, porque la introducción de Dios en la investidura “da una legitimidad moral” que el gobierno, de alguna forma “trata de encontrar”. Es decir, el pedir por la bendición de Dios “aunque sólo sea un día” y “rompiendo la así llamada separación entre estado e iglesia” es suficiente para conseguir la imagen que se busca, añade Colson, de forma crítica.

DEMASIADA CONFIANZA EN UNA SOLA PERSONA
También Joe Carter, analista cultural cristiano y reconocido blogger, se siente incómodo con el formato. Cree que las inauguraciones presidenciales (no sólo la de Obama) son algo parecido a “la coronación de un César”, lo cual es “preocupante”. Explica Carter que su incomodidad al ver la pomposa inauguración viene porque gran parte del simbolismo utilizado recuerda “tanto a la monarquía como la religión civil”.

En clave más amplia, Carter cree que “la transición en el poder de un hombre a otro hombre no marca una significante transición en América”, ya que ni “los miedos y preocupaciones” ni “los sueños y esperanzas” cambian por el hecho que haya un nuevo inquilino en la Casa Blanca. Porque resalta Carter que un cambio en el gobierno no tiene el poder para cambiar “la naturaleza humana o los corazones de los ciudadanos”.

Trevin Wax, pastor y colaborador de Christianity Today, dice que “odia pinchar el globo de orgullo nacional en este momento histórico”, pero que no puede evitar decir que para él, la “emoción de haber dejado atrás un era de un muy pecaminoso racismo” se ha visto rápidamente sustituida por una nueva preocupación. Según Wax, la sensación general del “por fin hemos llegado” que se respira en todo el país es peligrosa porque suena a un orgullo que recuerda “al espíritu de Babel”, en el que tras haber superado el pasado, los ciudadanos se consideran ahora “imparables, imbatibles e inexpugnables”.

Brad Lomenick, joven director del ministerio para líderes Catalyst, tiene otro enfoque. Aunque se muestra “en desacuerdo con casi todas las políticas de Obama” y pese a que considera que el nuevo presidente no puede ser “la respuesta a todos nuestros problemas”, sí cree que “el cambio puede ser bueno”. Se considera “orgulloso” de lo que significa la elección de un afroamericano como líder nacional y dice que orará especialmente por él y su gobierno. En todo caso, concluye, “no se trata de una administración, se trata de nuestro país”. El cambio real ha de darse entre los ciudadanos.

Por último, y desde un punto de vista más cercano al mundo hispano, Samuel Escobar (misionólogo, conferenciante y escritor de origen peruano pero afincadao en EEUU y España), opina que pese a que “los gestos y palabras de Obama no me llevan a sostener que el nuevo presidente sea un creyente evangélico”, sí piensa que se puede tener esperanza en que su mandato tenga “más en cuenta a los pobres, corrigiendo excesos del mercado, respetando más a las otras naciones del mundo y los derechos humanos” y tome en serio “la cuestión ecológica”.

Escobar, que es estadounidense “adoptivo”, también destaca que pese a que los EEUU “son el primer país moderno que en su Constitución separó claramente la iglesia del estado”, lo cual es positivo, se ha podido ver también en la inauguración oficial del mandato, “que el proceso de secularización y de fundamentalismo laicista” en el país “no ha alcanzado los niveles de algunas naciones europeas”. De entre los diferentes actos simbólicos que evidencian que se dieron en el acto, destaca, “el gesto de Obama de jurar sobre la misma Biblia sobre la que juró Abraham Lincoln”.

ACPress.net

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