NOTICIACRISTIANA.COM.- El atleta olímpico estadounidense Vincent Hancock, ganó su tercera medalla de oro en tiro al plato masculino en Tokio. El residente de Georgia de 32 años tuvo una actuación casi perfecta en la final, acertando 59 skeets y fallando solo un tiro.

Pero no toda su carrera ha sido así. El deportista cuenta que tuvo altibajos. Testificó que durante el peor momento de su vida, tanto en su carrera como en su matrimonio, se rindió a Dios y ahora vive por fe, ganando o perdiendo, informa CBN News.

El 3 veces medallista de oro olímpico es además 3 veces campeón del mundo. Supo desde los 10 años que el deporte del skeet alimentaba una pasión dentro de él. 

El deportista comenta que ya ha competido en épocas de lluvia y nieve y que, independientemente de las condiciones meteorológicas, “hay que rendir perfectamente en todo momento. Entonces, para mí, no hay mayor desafío que tratar de vencerte a ti mismo cada vez”, señaló.

La determinación es la clave de su éxito

Ganó su primer campeonato mundial a los 16 años y reconoció que la autosuficiencia y la determinación eran claves para su éxito. “Trabajé muy duro durante ‘años y años y años’ para llegar a este punto”, dijo.

En 2008, mientras entrenaba para los Juegos Olímpicos de Beijing, se casó con Rebekah. Fue ella quien, en silencio, comenzó a mantenerlo arraigado en Cristo. 

“Lo animé a saber que Dios tiene el control, en cualquier momento de preocupación o necesidad. Dios está con nosotros y nos protege”, manifestó Rebekah. 

“Siempre me consideré cristiano, pero ahora, mirando hacia atrás, era cualquier cosa menos cristiano. Estaba concentrado en el oro y ese era mi único pensamiento en ese momento. Quería que ella pensara igual”, mencionó Hancock.

Durante el 2011 tras no ganar el mundial Vincent empezó a ponerse irritable y exigente en casa, generando conflictos con su esposa. “Fue mi peor año y también uno de nuestros peores años en nuestra relación”, afirmó.

“Estaba compitiendo de la peor manera, ya no me divertía más y no sabía qué hacer”, continuó Hancock. Por su parte, Rebekah trató de animarlo, “le dije que orara para saber dónde quería Dios que estuviera y de esa manera Dios lo llevaría”. Su esposo siguió el consejo y sus vidas empezaron a mejorar.

Voluntad de Dios

“Estaba frustrado con ella, frustrado conmigo mismo, frustrado con Dios, y esa noche oré y lloré durante horas. No sé exactamente por cuánto tiempo, pero sé que fue mucho y también fue suficiente”, declaró.

El deportista dijo que esa noche Dios le abrió los ojos y le mostró todo lo que había hecho, los errores cometidos, pero también los aciertos y cosas del pasado que ya no hizo.

“Pude arreglar las cosas, decir que Dios tenía razón y que lamentaba haber llegado al punto en el que solo quería triunfar en los deportes. Comprendí que tenía que centrarme primero en Dios y en mi familia”, reflexionó.

“Nuestra relación ha florecido como nunca antes y ahora todo está mucho mejor”, expresó Rebekah. Un año después, en los Juegos Olímpicos de Londres, Vincent se convirtió en el primer «tirador al blanco» en convertirse en dos veces campeón olímpico. 

Ahora, él atribuye sus victorias a Dios y también el cambio de su corazón. “Me mostró la persona que realmente debería ser, aunque hizo lo mismo. La diferencia es que ahora soy quien Él quiere que sea”, concluyó.

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