NOTICIACRISTIANA.COM.- La mujer cristiana, Valerie Paters, tuvo un terrible accidente hace más de 20 años, pero su testimonio sigue vigente hasta el día de hoy.
Por lógica humana, no había posibilidad de supervivencia para ella, sin embargo, su hermana Cheryl al rezar, tenía fe a pesar de las circunstancias, informa God TV.
El accidente en marzo de 2000 aplastó su automóvil con el peso de un camión. Cuando llegaron los rescatistas, Valerie estaba inconsciente y pensaron que no escaparía de la muerte.
Mientras tanto, Cheryl se volvió hacia Dios y oró . Aunque la noticia fue muy triste e impactante, ella creía que Dios podía mantener con vida a su hermana. Con fe, ella declaró el Salmo 118:17, «No moriré; pero yo permaneceré vivo para declarar las obras del Señor».
Con estas palabras sintió esperanza y su fe fue restaurada. Y la palabra de Dios movió toda la situación que era “desesperada” como describió al ver a su hermana. Toda la familia, amigos y hermanos de la iglesia estaban en oración por la vida de Valerie.
Visión del cielo
Al llegar al hospital, los médicos advirtieron que las posibilidades eran escasas ya que no había más actividad cerebral. A Valerie la pusieron en máquinas para mantener su cuerpo funcionando.
Las oraciones para que sucediera un milagro no cesaron. Pasaron los días y no hubo mejoría. Sin embargo, Valerie estaba viviendo otras experiencias, en otra realidad.
Hoy dice que se fue al cielo” y está convencida de ello. La sobreviviente describe el cielo como una luz cegadora y asegura que cuando entró, vio a Jesús sonriéndole.
“Sentí toda la emoción y el amor que Él tenía por mí. Sentí que finalmente estaba en casa y donde pertenecía”, recordó.
Propósito de Dios en la vida de todos
Valerie dijo que a pesar de estar en el cielo y sentirse como en casa, Jesús le mostró que debía regresar. Ella dice que no entendía por qué, ya que se sentía tan bien allí.
“Fue entonces cuando me dijo que no había completado mi propósito en la tierra. Él dijo: ‘Quiero que le digas a la gente quién soy realmente’. Y en el siguiente instante, supe que iba hacia abajo y hacia atrás”.
En el mismo momento, los médicos detectaron signos vitales y se dieron cuenta de que el paciente estaba reaccionando. “Mi tiempo con Dios fue lo que me dio vida y me trajo de vuelta”, reconoció.
“Él me hizo sentir que valíamos el precio que pagó por nosotros. El poder de la oración hace que sucedan los milagros. Crea en la palabra de Dios, quédese en ella y continúe en oración, no importa cuán mala se vea la situación, Dios nos puede sorprender con un milagro”, concluyó.
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