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Cultura

La Biblia: Un eterno best-seller

Ene 6, 2009
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En la planta superior del Museo de Arte de Mobile, hay una Biblia en exhibición, una edición majestuosa dibujada a mano que empezó a producirse hace una década y que aún no ha sido terminada. Presentada como una obra de arte moderno, sus amplias páginas están llenas de caligrafías ornamentadas e ilustraciones detalladas.

En el primer piso, en el vestíbulo del museo, otra Biblia yace abierta. Pero esta copia mucho más sencilla pertenece a una pareja joven que la tiene de gira por todo Estados Unidos, con la idea de pedirles a personas comunes y corrientes que escriban un versículo cada una. Manchas de corrector se ven por todas partes.

Las dos ediciones en exhibición no podían ser más diferentes, sin embargo, juntas representan una verdad innegable: la Palabra de Dios es un buen negocio.

A lo largo de la historia, la Biblia ha sido objeto de comercio, así como de reflexión. Esto es especialmente cierto en la era moderna.

Es un hecho sorprendente que, año tras año, la Biblia sea el libro más vendido en Estados Unidos, pese a que el 90% de los hogares ya tiene al menos una copia. El texto no varía, excepto en las traducciones. El increíble volumen de ventas, un estimado de 25 millones de copias cada año, es impulsado principalmente por innovaciones en el diseño, color, estilo y el marketing de nicho.

Existe la Escritura como un accesorio, con una cubierta rosada hecha de un material imitación del cuero o con espirales psicodélicos. Existe la Escritura como una declaración política: una nueva Biblia «verde», impresa con tinta de soya sobre papel reciclado, resalta los pasajes sobre temas ambientales.

Hay Biblias dirigidas a los adolescentes, que se extienden en las escenas de caos y otras impresas al estilo de las revistas para jovencitas, con consejos de belleza incluidos. Una de las últimas versiones: una Biblia con una visión artística del Nuevo Testamento, sobreponiendo el Evangelio sobre fotos de Angelina Jolie, Al Gore y víctimas anónimas del huracán Katrina.

Desde la antigüedad, las editoriales han reconocido que la Biblia puede ser un texto muy rentable.

Los escribanos monásticos que pasaron sus vidas copiando los textos religiosos en la Edad Media, lo hicieron para demostrar su devoción, pero también para generar ingresos para sus monasterios.

Para el siglo XIII, el interés en la Biblia ya inspiraba una nueva industria comercial. «Era un texto esencial. Los estudiantes invertían en ella, de la misma forma que hoy invierten en una computadora», dice el Padre Columba Stewart, director ejecutivo de la biblioteca de manuscritos de la Abadía de San Juan en Collegeville, Minnesota.

La Biblia fue el primer libro en salir de la imprenta de Johann Gutenberg a mediados del siglo XV. Para finales del siglo XVII, el texto ya era impreso en varios idiomas en Europa y América. «Independientemente de si la Biblia contiene una verdad trascendental, es el libro más popular y circulado de todos los tiempos. Nunca ha dejado de estar en el primer lugar de ventas», asegura Christopher de Hamel, académico británico de estudios bíblicos.

La era moderna de marketing de nicho empezó en los años 80, cuando las editoriales tuvieron la idea de añadir comentarios dirigidos a audiencias en particular, como mujeres o adolescentes. Empezaron a resaltar los versículos con potencial de despertar el interés de dichos grupos y escribieron volúmenes de material complementario, como notas de estudio, oraciones y hasta columnas con recomendaciones.

Esos formatos resultaron altamente populares. Hoy en día, se pueden encontrar Biblias dirigidas a alcohólicos, aficionados a la arqueología, seguidores de los cómics japoneses y otros grupos.

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