“Arcaico, más de lo mismo, excluyente y alejado de la realidad y los problemas de los jóvenes”, así catalogaron al Papa Benedicto XVI, teólogos y representantes de movimientos cristianos, publica El Periódico de España.
El mensaje que pronunció el Papa durante los cuatro días de su visita a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), no ha sido muy grato y todo se debe a que Benedicto XVI desconoce la realidad de lo que ocurre y el estudio que realizaron dos organizaciones, una católica y otra de carácter secular.
Fundación Santa María, (católica) y Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), concluyeron que la juventud es cada vez más permisiva, no ya con las relaciones sexuales prematrimoniales, que se inician a los 13 o 14 años, sino con el divorcio, el aborto y la eutanasia.
Las dos encuestas sociológicas realizadas por ambas organizaciones, revelan puntos negativos para la Iglesia Católica en la que cada vez confían menos y que ocupa la cola en la tabla de sus simpatías por debajo de las multinacionales.
El Papa también fue criticado porque la Iglesia Católica en materia de sexualidad rechaza la fecundación in vitro.
“Este discurso, que repite el Papa, no ha resuelto los problemas más grandes de la Iglesia. Eso indica que este hombre ha dado de sí todo lo que podía dar”, critica el teólogo emérito granadino José María Castillo.
Para Antonio Duato, fundador de Iglesia Viva, ni las minorías aleccionadas y de familias acomodadas de todo el mundo que han venido a la JMJ le van a hacer caso, por mucho que insista en que vayan a misa, se confiesen o sean castos.
“Ha dejado claro que solo busca fortalecer una Iglesia con muros, sin sintonía con los problemas e inquietudes de la juventud, en la que muchos no están interesados”, así se se expresa la portavoz de Redes Cristianas, Raquel Villavibarrena, quien considera que la exhortación de Benedicto XVI fue excluyente, en lugar de plantear una propuesta de trabajar juntos por un mundo mejor.
Juan José Tamayo, teólogo de la Asociación Juan XXII, dijo que el Papa es un “desmesurado y servil apoyo del Gobierno”. Por lo que Tamayo considera que no tenía otra cosa que ofrecer. “Ha mostrado una Iglesia de sacristía, con las puertas y ventanas cerradas a los aires de la modernidad y al compromiso social”, desaprobó Tamayo.
“Ha sacado a flote lo peor de la España profunda, en busca de una presión política, sin calar en los jóvenes ni escucharlos”, sintetiza Pedro Tarquis, portavoz de la Alianza Evangélica Española.
