Universalismo, ¿todos iremos al cielo por la bondad de Dios?
NOTICIACRISTIANA.COM.- Apostaría que nadie vivo en este momento piense que va a morir e ir al infierno. Al menos no hay nadie mentalmente competente que lo piense y que tampoco esté trabajando activamente para cambiar ese resultado y finalmente ir al cielo, como por ejemplo, obedeciendo Hechos 2:21.
Es cierto que la idea del infierno no se acepta tanto como solía ser, así que retrocedamos a algo menos ‘infernal’ y hagamos una pregunta similar. ¿Alguna vez has conocido a una persona que creía en la vida después de la muerte y pensaba que, una vez que muriera, seguramente experimentaría algo horrible? No, ¿verdad? Yo tampoco.
La organización Pew Research dice que solo el 17 % de las personas cree que esta vida es todo lo que hay, lo que significa que el 83% cree que volveremos a la vida de alguna manera.
Todos al cielo
La máxima expresión de este pensamiento en el cristianismo se encuentra en la enseñanza del universalismo, también llamada reconciliación última. Es la idea de que Dios eventualmente se reunirá con cada alma en algún momento para que todos pasen voluntariamente su eternidad con él.
Ningún castigo eterno. Ninguna separación eterna. En cambio, como dice el título de un libro sobre universalismo, Todo irá bien.
Suena bien, ¿no? Solo hay un problema: no todo estará bien. Al menos, no para “los muchos” que Jesús dijo que pasarían por la puerta ancha y andarían por el camino espacioso que lleva a la perdición (Mateo 7:13).
Lo que significa que el universalismo es una mentira.
Desde el punto de vista de la historia de la iglesia, los eruditos señalan a Orígenes de Alejandría (185-254 dC), un teólogo africano, como el primero en defender el universalismo. Orígenes adoptó un enfoque alegórico de las Escrituras, estuvo fuertemente influenciado por la filosofía griega y desacreditó el sufrimiento eterno de los pecadores en el infierno.
¿No quiere Dios que todos vayan al cielo?
Avancemos miles de años hasta el popular lanzamiento del libro de Rob Bell, Love Wins. Siguiendo el pensamiento de Orígenes, Bell hizo las siguientes preguntas como sus principales argumentos a favor del universalismo:
“¿No quiere Dios que todos se salven (1 Timoteo 2:4) y no obtiene Dios lo que quiere?
¿No dice la Biblia que Jesús murió por todos (1 Juan 2:2) y que Dios reconciliará a todos consigo mismo (Col. 1:20)?”
Si estas cosas son ciertas, preguntó Bell, ¿cómo es que el universalismo no es la conclusión inevitable?
La respuesta es que Jesús dijo que el infierno es real, un hecho reconocido incluso por los no cristianos.
La lucha principal de quienes abrazan la enseñanza es reconciliar la misericordia de Dios y la realidad del juicio eterno. El antídoto para su confusión viene en la forma de obtener una comprensión clara de las voluntades antecedente y consecuente de Dios.
Dios antecedentemente desea que todos se salven, pero en consecuencia quiere que una persona que rechaza la gracia experimente su castigo. O, como lo explicó Tomás de Aquino, “por lo tanto, se puede decir de un juez justo, que antecedentemente quiere que todos los hombres vivan; pero en consecuencia quiere que el asesino sea ahorcado. Del mismo modo, Dios quiere antecedentemente que todos los hombres se salven, pero en consecuencia quiere que algunos se condenen, como exige su justicia.”
Afortunadamente, Cristo toma nuestro lugar en esa horca y satisface la justicia de Dios por nuestro pecado.
Pero ese no es el caso de aquellos que lo rechazan. Entonces, mientras que el 87% de las personas pueden creer en la vida después de la muerte y pensar que su próxima vida saldrá bien, las Escrituras dicen que ese no será necesariamente el caso.
Artículo escrito por Robin Schumacher en The Chrisitian Post.
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