Cinco cosas que los cristianos deben saber sobre el trauma

NOTICIACRISITIANA.COM- El trauma, es una experiencia que sobrepasa la capacidad de una persona, para afrontarla, provocando un profundo impacto en su mente, cuerpo y espíritu.

El trauma puede afectar a la forma, en que una persona se relaciona con Dios, consigo misma, y con los demás; por eso, es importante que los cristianos, conozcan algunas cosas, sobre el trauma, y cómo sanarlo desde una perspectiva bíblica. Aquí hay cinco puntos clave:

• Dios no es el causante del trauma, sino el sanador. Dios no quiere que sus hijos sufran, sino que tengan vida abundante (Juan 10:10). El trauma es consecuencia del pecado, y del mal que hay en el mundo, pero Dios puede usarlo para bien (Romanos 8:28). Dios está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu (Salmo 34:18).
• El trauma no define la identidad, ni el valor de una persona. El trauma puede hacer que una persona, se sienta culpable, avergonzada, indigna o sucia. Sin embargo, la verdad es que una persona es amada, perdonada, aceptada y limpia por la gracia de Dios (Efesios 1:4-7). Nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8:38-39).
• El trauma necesita ser procesado, y expresado. El trauma puede causar síntomas como ansiedad, depresión, pesadillas, flashbacks o aislamiento. Estos síntomas son señales de que el trauma, no ha sido resuelto y necesita ser liberado. Una forma de hacerlo, es hablar con alguien de confianza, como un amigo, un familiar, un líder espiritual o un profesional. Otra forma, es orar a Dios y contarle lo que se siente, pidiéndole su consuelo, y su sanidad (Filipenses 4:6-7).
• El trauma requiere tiempo, y paciencia para sanar. El trauma no se cura de la noche a la mañana, sino que es un proceso que lleva tiempo, y esfuerzo. No hay que desanimarse ni rendirse, si se experimentan altibajos o recaídas. Hay que recordar que Dios está con nosotros, en cada paso del camino, y que tiene un plan para nuestra vida (Jeremías 29:11). Hay que confiar en su fidelidad, y en su poder para restaurarnos (Salmo 147:3).
• El trauma puede ser una oportunidad, para crecer y ayudar a otros. El trauma puede ser una fuente de dolor, pero también de aprendizaje, y transformación. El trauma puede enseñarnos, a depender más de Dios, a valorar más lo que tenemos, a desarrollar más compasión, y empatía por los demás, y a descubrir nuevos propósitos y dones. El trauma puede convertirse en un testimonio de esperanza, y fe para otros que están pasando por situaciones similares (2 Corintios 1:3-4).

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Artículo por: Christianity.com.

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