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Se debe anhelar la esperanza y manifestación gloriosa de Cristo 

Jun 27, 2023
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NOTICIACRISTIANA.COM – La Biblia enseña que la esperanza es importante porque nos da una perspectiva positiva, incluso en medio de las dificultades. La esperanza nos lleva a esperar la manifestación de la gloria de Dios en el futuro, lo cual nos da propósito y significado en la vida, recordemos la enseñanza apostólica en Tito 2:13.

El apóstol Arnold Ballesteros, en el programa “Cristo es Vida”, explica que la gracia del Señor obra en nosotros para producir en nosotros lo que somos incapaces. En este sentido, indica que la gracia nos capacita y habilita para renunciar todo los deseos mundanos o carnales de nuestro propio corazón. Es decir, rechazar todo aquello que no tiene a Cristo como vida. 

“La gracia nos cambia desde muy adentro, porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, penetra hasta lo más profundo del alma. La operatividad de la Palabra es discernir los pensamientos y las intenciones de los corazones de los hombres. La gracia produce en nuestro interior un cambio de nuestros deseos, intenciones y motivaciones. Produce en nosotros lo que es de Dios, lo divino. Se inicia a aborrecer todo lo que no tiene a Cristo como fuente”, expresó Ballesteros.

Agrega que la gracia es el poder de Dios que opera en nosotros. Asimismo, ayuda a formar el carácter y las virtudes de Cristo, en nuestro corazón, y eso provoca la transformación. Ese cambio permite ver la herencia que tenemos en los cielos, donde opera el gobierno de Cristo y nadie que opere en la carne puede participar de la herencia del reino de Dios, ni siquiera puede verla.

“En nuestro diario vivir debemos aguardar la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo. Son las dos realidades que debemos aguardar. No debemos aguardar cosas de abajo, son añadiduras que se dan sin que se pidan”, destacó Ballesteros. 

Por lo tanto, explica que aguardar significa dirección, porque quién aguarda no toma decisiones a la ligera, y no se mueve por las circunstancias, camina bajo la dirección del espíritu. En otras palabras, el consejo apostólico es aguardar la dirección del espíritu, porque nuestros tiempos no dependen de las circunstancias sino de la guía del Espíritu. 

Aguardar en un movimiento sujeto a dirección, tiene que ver, recibir, tomar y aceptar la dirección del Espíritu. La exhortación apostólica es siempre estar a la expectativa, de tener un corazón sometido al Señor, para aceptar su guía y dirección.

“Aguardar la esperanza bienaventurada, es la expectativa, el deseo intenso y anhelante. La expectativa de la vida eterna, de conocer al único Dios verdadero, Jesucristo, debe ser el anhelo de nuestro corazón. Otra faceta de esta expectativa, es renacer para una esperanza viva, que tiene vida en sí misma, capaz de vivificar. Otra característica de esa esperanza, es la del evangelio, que es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”, puntualizó Ballesteros. Leer Titos 3:7; 1 Pedro 1:3; Colosenses 1:23 y Filipenses 3:10.

Por otro lado, Ballesteros indica que el fundamento de la oración, no debe ser la necesidad terrenal o natural, sino la voluntad del Señor. Por consiguiente, el diseño de la oración es para recibir guía y dirección del espíritu, como las oraciones apostólicas que eran gobernadas por el propósito y voluntad de Dios. 

“Nuestra estructura de oración se levantó para las necesidades terrenales. El apóstol Juan indicó que la verdadera oración es un brote genuino que nace del Espíritu de Dios y llega a ser manifestado en nuestro corazón. Por eso nuestras oraciones no tienen respuesta porque pedimos para nuestros deseos o necesidades materiales. Las oraciones de Pablo, no estuvieron movidas por necesidades materiales”, manifestó Ballesteros. Leer Romanos 15:13.

Anhelar la manifestación gloriosa, está ligada a la expectativa, porque vemos que la esperanza nos lleva a esperar la manifestación de la gloria de Dios. Leer 1 Corintios 1:9.

“Vivir cada día aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro Salvador Cristo, nos garantiza que vamos siendo transformado a la imagen de Cristo, limpiado y purificado. No debemos someternos a nuestra propia voluntad, deben extender nuestros brazos para que el espíritu de Dios nos lleve donde no queremos ir, esa es la enseñanza apostólica”, dijo Ballesteros. Leer Titos 2:14. 


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