NOTICIACRISTIANA.COM – Dios transmite la luz de Cristo, a través de su Palabra. Por lo tanto, estudiarla y obtener su conocimiento, permite que nos alcance la luz de Cristo y se presente como esa luz del mundo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Jason Henderson, en el programa “Cristo es Vida”, explica que la luz de Cristo, que debe aparecer en nosotros para llevarnos al nacimiento de Jesucristo. Es decir, debemos abrirle espacio en nuestros corazones para albergar la luz de Cristo, para derribar todo lo que está torcido en nosotros. 

“Escucho a personas que llevan mucho tiempo siendo cristianos, y se preguntan porque aún no hay cambio en sus corazones, siguen sin experimentar el amor de Dios. La razón es porque no han seguido con todo y corazón esa luz de Cristo que te lleva al nacimiento del hijo de Dios. Las doctrinas y creencias cristianas no cambian nuestra naturaleza”, 

Henderson

El predicador asegura que el apóstol Pablo, en los versículos de 2 Timoteo 4, exhorta que se debe amar una futura venida de Cristo. Es decir, se debe pensar en esa venida de Señor o amar la venida de la luz de Cristo en nosotros. 

Someternos a la luz de Cristo

“Nosotros seguimos dejando que el tiempo pase y no experimentamos lo que estamos leyendo. Esto sucede porque no amamos su venida y no nos sometemos a la luz de Cristo, cuando aparece. En el Capítulo 1 de Juan, se habla de esa Palabra que es la luz de los hombres, esa luz brilla en todo hombre que viene a este mundo y todos los que reciben su luz reciben poder”, acotó Henderson. 

En este sentido, indica que ese fulgor de Cristo brilla en las tinieblas en que viven los hombres. Pero, sólo quien recibe ese resplandor o ama la venida de Jesucristo, experimenta el poder para ser hechos hijos de Dios. 

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”.

Juan 1:9

Sin embargo, el predicador expresa que la luz de Cristo que viene y sigue viniendo, es rechazada por los hombres que aman las tinieblas, porque someterse a esa luz, es exponer la verdadera naturaleza de su corazón. 

“De los versículos del capítulo 1 de Juan debemos entender tres aspectos importantes. Lo primero que Cristo vino como hijo de Dios en la carne y llega a cada hombre que viene a este mundo como una luz que brilla en el corazón. Lo segundo que esta luz expone todo lo que es contrario a la de Dios, en nosotros. Y lo último el hombre tiene la capacidad de amar esa venida y tener la tendencia de aborrecerla y no experimentar lo que la luz quiere en nosotros” destacó Henderson. 

Viviendo sin la luz de Cristo

Asimismo, precisa que si no amamos la venida de Cristo seguimos viviendo en la oscuridad de nuestra mente carnal, tal como ocurrió con los Judiós  en Jerusalén hace dos mil años, con su aparición exterior. Por consiguiente, indica que Cristo no vino de la manera que los Judios esperaban, porque al iniciar su ministerio, habló del reino de Dios, pero no estaba alineado a las interpretaciones o expectativas de ese pueblo. 

“Israel crucificó a su Salvador porque no les gustó la forma en que se les apareció y eso estamos haciendo en la actualidad. La razón es porque la naturaleza del hombre no cambió, sigue en su estado natural, siendo una criatura ciega, terca y apegada a sus propias expectativas”, describe el predicador.

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Agrega que no estamos de acuerdo con la luz de Cristo porque no sometemos nuestro corazón a ella y no la tomamos como guía. En otras palabras, decidimos seguir nuestras propias convicciones, nos resistiremos al Espíritu de Dios y experimentamos poco el poder del Evangelio. 

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