BRASIL.- Según los datos del último Censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) – de 2010 – cada año los católicos venían perdiendo el 1% de los fieles y los evangélicos ganando el 0,7%. El Instituto calcula que esa pérdida de los católicos se ha acelerado, mientras que al mismo tiempo crecen los índices de evangélicos y grupos «sin religión».
El próximo Censo oficial tendrá lugar en 2020, pero se realizan muestreos de vez en cuando para establecer tendencias. «Posiblemente cerca de 10 y 15 años Brasil no tendrá más mayoría católica», evalúa el demógrafo José Eustaquio Diniz Alves, de la Escuela Nacional de Ciencias Estadísticas del IBGE.
Una encuesta del Instituto Pew, con sede en Estados Unidos, en 2015, analizó la situación religiosa en América Latina. Hecho por muestreo, abordó 18 países. Se evidenció que uno de cada cinco brasileños es ex católico. El estudio concluyó también que la búsqueda de una «mayor conexión con Dios» fue el motivo señalado por el 81% de los entrevistados para el cambio religioso. El 69% dijo que preferían el estilo de la nueva iglesia mientras que el 60% aseguró que la elección era debida al «mayor énfasis» en cuestiones morales.
El cardenal Sérgio da Rocha, presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) y arzobispo de Brasilia minimiza las estadísticas. Dice que lo más preocupante para la Iglesia Católica no son «los que siguen a Jesús en otras iglesias, sino los que se dicen católicos y no viven como tal».
El padre Valeriano dos Santos Costa, director de la Facultad de Teología de la PUC-SP, considera que la práctica del catolicismo en Brasil está mucho peor. «Menos del 10% de los bautizados en la Iglesia Católica Apostólica Romana frecuentan las misas dominicales, lo que significa un mínimo de pertenencia».
Espíritu empresarial X incredulidad
«Tiene que ver con la dinámica interna de una sociedad plural y compleja, y no sólo con las limitaciones y lagunas de la acción pastoral de la Iglesia Católica, que obviamente no pueden ser negadas».
La postura del padre Valeriano es más crítica, él cree que el crecimiento de las iglesias evangélicas ofrece un desafío para los católicos. «Aquí siempre nos quedamos muy quietos. Las parroquias no pueden quedarse sólo con la costumbre de mantenimiento. Tenemos que ir al campo, buscar a la gente. Tenemos que adoptar ese espíritu empresarial, que es lo que crea nuevas posibilidades».
Algunos números levantados en investigaciones recientes hechas por Diniz Alves indican la proporción del crecimiento de evangélicos, especialmente en las zonas metropolitanas de las grandes ciudades. Por ejemplo, en la periferia de San Pablo serían 52 evangélicos por cada 100 católicos, mientras que en Río de Janeiro serían 71 por cada 100. Los números de Rondônia son casi los mismos.
Espíritu Emprendedor
La profesora María de los Dolores Campos Machado, del Núcleo de Religión, Género, Acción Social y Política, de la Escuela de Servicio Social de la UFRJ, se dedica al estudio del movimiento evangélico en el país.
Según ellos, «los evangélicos van donde el Estado no va a atender las demandas básicas de los más necesitados.» Además, los pastores y líderes evangélicos están más cerca de las personas que el liderazgo de la Iglesia Católica.
«¿Cuántos sacerdotes o obispos negros católicos existen hoy? Muy pocos. Las iglesias evangélicas buscan a sus pastores directamente en las poblaciones más necesitadas. Hay varios pastores negros y también mujeres pastoras y obispas. Las iglesias evangélicas crearon un camino de inclusión y ascenso social», asegura.
Hay varias maneras de ver este contraste. Casi frente al Templo de Salomón, construido por Universal con 10 mil lugares, queda la Iglesia Católica de San Juan Bautista, con 400 asientos.
El padre Marcelo Monge, responsable del lugar, dijo que no le importa el hecho de que el templo vecino atraiga a mucha más gente. «Muchos pastores tienen la capacidad de dirigir asambleas. «Sé que tengo poder para eso, pero tengo miedo porque tendré que rendir cuentas a Dios de lo que hice aquí en la Tierra», asegura.
En su opinión, muchas iglesias pentecostales estimulan el individualismo, hablando de alcanzar un auto, una casa propia y su propio negocio. «Jesús, cuando hizo milagros, fue seguido por una multitud. Pero él quería discípulos que fueran siervos de Dios – esos fueron pocos», asegura.
Las quejas sobre este tipo de discurso de prosperidad también se hacen eco en Deiró de Andrade, pastor de la Asamblea de Dios ubicada a dos cuadras del Templo de Salomón. Él dice no concordar con la postura de predicadores y obispos que se enriquecen con la contribución de los fieles. «Eso duele, lastima. «Son algunos de los nuestros que no han sido suficientemente fuertes». Defiende que en la Asamblea de Dios, el crecimiento siempre ha sido de boca en boca.
Su evaluación es que el cambio de iglesia por parte de los ex católicos tiene motivos claros. «Los países de la reforma protestante prosperaron; los de la contrarreforma fracasaron», dice. «La Biblia no dice lo que es felicidad, pero muestra el camino, trata de la formación espiritual, de la familia, del trabajo que trae dignidad. Es lo que predicamos», concluye.
[ Fuente: Valor ]
