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Música Cristiana

Manny Montes deja atrás sus años de rebeldía

Jun 29, 2006
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Haberse criado en el barrio Tamarindo de Aguadilla enorgullece tanto al rapero cristiano Manny Montes, que cada vez que visita a su familia lo hace con la frente en alto por haber logrado sus metas pese a que se le hizo cuesta arriba.

«Puedo decir que lo logré. Sé que la gente del barrio se siente orgulloso de mí y de lo que he logrado. He puesto el barrio a’lante para que se sepa que (de aquí) sale gente buena», cuenta el artista en entrevista con PRIMERA HORA.

Manny Montes, que pertenece a la Iglesia Fuente de Verdad y tiene 24 años de edad, añade que «la Biblia dice: ‘Que de lo vil y menospreciado escoge Dios para avergonzar al sabio'».

Emanuel Rodríguez, su nombre de bautismo, se mudó de su barrio para el pueblo de Bayamón hace casi dos años, pero toda su familia permanece residiendo en el sector Tamarindo, donde sus amigos y parientes le siguen a través de su música.

Caracterizado por su don de la improvisación, el reguetonero confiesa que extraña la interacción entre los vecinos y las fiestas de Navidad que solían celebrarse en su comunidad, las que eran sin invitación para que todo el mundo compartiera.

Por eso, cada vez que el artista visita a sus padres, la melancolía se apodera de él al recordar a muchos de sus amigos que han muerto, a quienes se han ido a vivir al extranjero o han caído presos.

Lo más que le encanta de sus raíces humildes, dice, es que creció con la playa de fondo y con la libertad de volar chiringa cada vez que se le antojaba.

También recuerda con ilusión los momentos de su infancia en que se la pasó jugando con sus amigos por los recovecos de los callejones de su barriada.

Aunque ha logrado triunfar en la música, el vocalista asegura que le hubiese gustado terminar su estudios universitarios en comunicaciones, carrera para la que comenzó a preparase en la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.

«Quería ser periodista. Soy un periodista frustra’o. Me hubiese gustado la prensa escrita, de radio o televisión. Eso de averiguar las cosas me gusta…», revela el solista que también es atraído por los deportes, en especial el baloncesto.

Vivió de cerca el mundo de las drogas
La venta y consumo de sustancias controladas eran parte del escenario con el que creció Manny Montes.

El intérprete de «El inmortal» lamenta mucho haber visto «amistades perderse en las drogas por el trasiego y el uso».

«Cuando me iba para la escuela ‘Rafael del Valle’ y ‘Carmen Gómez Tejera’, por donde yo bajaba y subía había un punto de drogas. Viví de cerca la guerra de los puntos, el movimiento de los tecatos buscando la droga (y vi) personas morir de sobredósis», anota.

Esa experiencia, según el solista, le ha ayudado mucho para hablarles a los jóvenes de la realidad de la calle y la importancia de estudiar y no consumir drogas.

«Estuve, a pesar de que me crié en ese barrio, con esa presión de los panas y el ambiente. Siempre hice caso a mis papás que me educaron con valores y me enseñaron lo que era bueno y malo», sostiene.

Rebelde en su adolescencia
Manny Montes nunca ha sido arrastrado por las drogas, sin embargo, en su adolescencia se puso rebelde porque en la iglesia que visitaba no le permitían que fomentara la palabra de Dios a través del rap.

«Eso me causó rebeldía. Yo era ignorante y me dejé llevar por lo que la gente decía y me volví loco. Empecé a beber y a ingerir pastillas en la calle. Como estaba rebelde con el hombre, la cogí con Dios»,

narra.

Luego se reconcilió con Dios, y el pastor de jóvenes Luis «Santito» González lo buscó a su casa y lo llevó a la iglesia nuevamente.

«Me llevaron a un caserío y los jóvenes se interesaron en la palabra de Dios por mi música y ahí decidí trabajar de lleno sin importarme lo que decía la iglesia. Los palos de la gente vienen y van, pero ya estoy cura’o», acota.

Alfiletero

Manny Montes se marchó de Aguadilla en el año 2000 para Kissimmee, Florida, en busca de suerte como cantante. Estuvo un año por allá sin lograr avanzar en sus aspiraciones musicales.

Fernando «Ito» Valentín, dueño de Tiendas Eclipse y Jared, lo ayudó con el dinero para grabar su primer disco, «Realidades», en 2002.

Asegura que pasó necesidades, hambre y se llegó a frustrar. Mas agradece a Dios haber pasado por esa prueba porque «me doy cuenta que sin Dios no soy nada».

Primera Hora

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