“Necesitamos una literatura creativa, que vaya más allá de los estereotipos y realmente nos sorprenda”, dijo en entrevista José de Segovia, destacado crítico de arte, teólogo y pastor español, a propósito del recién convocado Premio Grupo Nelson de literatura cristiana de ficción.
El intelectual madrileño y otros destacados expertos, como el también español César Vidal y la norteamericana Jeanette Windle, analizan los retos del escritor cristiano de hoy en una serie de esclarecedoras entrevistas aparecidas en la página de Internet de dicho certamen.
“En nuestra sociedad cada vez más secularizada –se lamentó José de Segovia–, hay un interés creciente por los temas religiosos, pero siempre que sean de una perspectiva diferente a la tradicional. Aunque Jesús sigue siendo el protagonista de muchos libros, la mayoría no tienen ya nada que ver con los Evangelios o la realidad histórica del cristianismo. Es ahí donde está el desafío para los escritores cristianos de hoy: Intentar contar la vieja historia de un modo que resulte actual y atractivo para el público general”.
¿Qué debe hacer un escritor cristiano con deseos de exponer sus verdades para que su obra no se vea simplista y esquemática en el tratamiento de sus temas y personajes?
El también presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española aconsejó a los escritores abandonar “las frases hechas, los personajes esquemáticos y el discurso panfletario, para abrirnos a la realidad compleja del ser humano, desde la perspectiva liberadora de la fe”.
Cesar Vidal, por su parte, esgrime el argumento de Martín Lutero de ‘no dejarle al diablo la buena música’. “Si aprovechamos la Internet, el cine, la TV –dijo–, ¿por qué no hacer lo mismo con la literatura?”
Jeanette Windle advierte que el escritor cristiano puede y debe presentar un mensaje espiritual bastante claro. “Sin embargo –dijo–, un lenguaje evangélico no equivale a un mensaje espiritual; algo similar a cuando compartes tu testimonio personal con alguien que no es cristiano. La meta al escribir debe ser comunicar el mensaje sin usar una terminología que se entiende solo dentro de las paredes de la iglesia”.
