¿Tiene sentido Dios en un mundo lleno de sufrimiento?
NOTICIACRISTIANA.COM -El problema del mal, es uno de los más difíciles de abordar, desde una perspectiva filosófica y religiosa.
¿Cómo puede existir un Dios bueno, y todopoderoso, si hay tanto dolor e injusticia en el mundo? ¿Es el mal una prueba de que Dios no existe, o de que no le importamos? ¿Hay alguna forma de reconciliar la fe en Dios, con la realidad del sufrimiento?
Existen tres enfoques principales para este problema:
1 El mal existe y Dios no (ateísmo). El ateo resuelve el problema eliminando a Dios. El mal y el sufrimiento, se dan por sentados, pero la existencia de Dios no. Debido a la prevalencia del mal en el mundo, la conclusión es que un Dios bueno, y todopoderoso, es imposible o al menos improbable. Pero si no hay Dios, ¿de dónde vienen nuestras ideas, de lo bueno y lo malo, o de lo justo e injusto?
De hecho, en ausencia de un dador de la ley moral, el mal deja de tener sentido, como una categoría moral. Como mucho, “bien y mal” son convenciones humanas, sin fundamento en la realidad. Si no hay Dios, entonces el sentido universal de “eso no es como debería ser”, no tiene significado.
Dado esto, queda claro que la posición atea, sobre el problema del mal, no ofrece ni consuelo para el presente, ni esperanza para el futuro. No hay ningún significado o justificación, para el sufrimiento, no habrá justicia para los que lo causan, y no hay esperanza de que la situación mejore.
Si bien, nuestro mundo ha hecho avances impresionantes, en ciencia y tecnología, nuestro historial en moralidad, ofrece poca evidencia para el optimismo.
2. Dios existe y el mal no (panteísmo). El panteísta argumenta que el mal, no puede ser real, si su visión de Dios, (Dios es todo y todo es Dios) es correcta. El mal es una ilusión o una ignorancia, de la verdadera naturaleza de la realidad, que es divina y perfecta.
El sufrimiento, es el resultado de apegarse, a lo que es falso o transitorio, y se puede superar mediante la meditación, el desapego o la reencarnación. Pero si el mal es una ilusión, ¿cómo explicar la evidencia abrumadora, de su existencia? ¿Cómo negar el testimonio de nuestros sentidos, nuestra razón y nuestra conciencia?
¿Cómo ignorar el clamor de las víctimas de la opresión, la violencia y la injusticia? ¿Cómo justificar la indiferencia, o la complicidad ante el mal? Si el mal es una ilusión, entonces también lo son la bondad, la belleza y el amor. Si todo es Dios, entonces nada tiene valor intrínseco, o distinción.
Si el sufrimiento es el resultado de nuestro apego, entonces la compasión, la solidaridad, y el sacrificio son irracionales o innecesarios. Si la reencarnación es la solución, entonces no hay garantía de que el ciclo de sufrimiento, se rompa, o de que haya algún propósito, o destino final.
3. De alguna manera, ambos existen (teísmo). Pero hay una explicación para el mal. El teísta afirma que Dios existe, y que el mal también existe, pero que hay una forma de armonizar ambos. Dios es bueno y todopoderoso, pero tiene razones para permitir el mal, y el sufrimiento en el mundo, aunque no las entendamos completamente.
El mal, no es parte de la creación original de Dios, sino que entró en el mundo, por el abuso de la libertad humana. Dios respeta la libertad de sus criaturas, pero también establece límites, y consecuencias para el mal. Dios no es indiferente al sufrimiento, sino que lo comparte y lo redime.
Dios se hizo hombre en Jesucristo, y experimentó el dolor, la tentación, el rechazo, la traición, la tortura y la muerte. Dios no nos abandona en el sufrimiento, sino que nos acompaña, y nos consuela. Dios no nos deja sin esperanza, sino que nos promete una restauración, y una resurrección. Dios no nos deja sin justicia, sino que nos llama al arrepentimiento y al perdón, y al final juzgará a todos con equidad, y misericordia.
Estos tres enfoques ofrecen diferentes respuestas al problema del mal, pero no todas son igualmente satisfactorias, o coherentes. La visión cristiana de Dios, reconoce la realidad, y la gravedad del mal, pero también ofrece una solución basada en el amor, la gracia y la verdad de Dios.
No pretende dar una respuesta definitiva, a todas las preguntas sobre el sufrimiento, pero sí ofrece una esperanza firme, y una presencia fiel de Dios en medio de él. No elimina el misterio de Dios, pero sí revela su carácter, y su propósito.
No ignora el dolor, sino que lo transforma, y lo utiliza para el bien. No niega la libertad humana, sino que la llama a la responsabilidad y a la relación con Dios. No se basa en la ilusión, sino en la revelación, y la experiencia de Dios.
¿No tiene sentido Dios, en un mundo lleno de sufrimiento? La respuesta cristiana es que sí, porque Dios es el único que puede dar sentido, al sufrimiento y al mundo.
Artículo por: Christianity.com.
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