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Sociedad

El gobierno Arabia Saudí ejecuta a Abdulrajman, de 23 años, por ser cristiano

Mar 25, 2008
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La experiencia religiosa que había tenido, no hace más de dos meses, le bastó para que fuera detenido inmediatamente por las autoridades. A continuación, sin posibilidades de defensa y con un juicio sumario, la ley saudita acabó con su vida, transformándolo en un nuevo mártir cristiano del siglo XXI en plena celebración de la Semana santa cristiana.

Su padre tuareg había sido técnico petrolero, oriundo de Malí. Con su esposa tuvieron 11 hijos, entrre los que se encontraba Abdulrajman. Uno de sus diez hermanos se convertió al Evangelio por el testimonio cristiano que le había dado un extranjero. No salió indemne, ya que le valió 2 años de cárcel, de la que finalmente pudo librarse; hoy reside en cierto país del Magreb que no mencionamos por razones de seguridad. Máxime cuando esta noticia que están leyendo ha sido difundida desde este país africano, a través de misioneros evangélicos con quienes colabora estrechamente el mencionado hermano.

DETENCIÓN Y MUERTE
Pero Abdulrajman —nacido el 7 de febrero de 1985, con documento de identidad saudita Nº AB 6.650.340— no corrió igual suerte: sus últimos días los pasó detenido en la cárcel Riad Alhaier, del barrio Sharaia, de la Meca. Un familiar suyo recibió la noticia de forma inesperada: una llamada de las autoridades locales informándole de la detención de Abdulrajman, que permanecía incomunicado, y que habría de ser ejecutado de forma inminente. Y desgraciadamente así sucedió, exactamente el 18 de marzo de 2008 la «justicia» saudí ejecutó la sentencia de muerte.

ARABIA SAUDÍ
Arabia saudí, a la par que es el mayor productor de petróleo del mundo, se considera como el guardián del verdadero islamismo. Aplica una interpretación de la ley coránica rigurosa, a menudo a rajatabla: el llamado wahabismo.

Haciendo caso omiso a los más elementales derechos humanos, lleva al cadalso a muchos de quienes han apostatado de la fe de Mahoma. Y no lo hacen fuera de la ley, al menos de su ley, sino bajo ella.

La paradoja es que ahí mismo, en la propia península arábiga, operan algunas de las grandes multinacionales (petroleras) más grandes del mundo, sin que ni ellas ni los países que representan dejen sentir de alguna forma a la tiranía de los Saud que estas atrocidades son barbaries indignas del ser humano.

ACPress.net

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