NOTICIACRISTIANA.COM.- Aisha, una exmusulmana convertida a Cristo asegura que en medio de la búsqueda de la verdad y el amor genuino pudo hallar a Cristo y rendirse a sus pies. Esto le ayudó a restaurarle la vida a su padre, un alcohólico empedernido.
Todo comenzó cuando la madre de Aisha viajó a los Estados Unidos junto con sus hermanos con el fin de aprender inglés y tener una estabilidad laboral. En ese momento el alcoholismo de su padre empeoró a tal punto de golpearla y escupirla.
Sin tener amor ni en la familia ni en la religión, la joven todavía buscaba ser amada y consiguió un novio en la escuela secundaria quedando embarazada a los 17 años. No podía decírselo a su padre. «Literalmente me habría asesinado», dice.
Sin tener opción alguna, tomó la decisión de abortar, «fue muy difícil para mí, porque siempre valoré la vida», dice. “Haber pasado por eso fue muy devastador para mí. Luché contra la vergüenza, la depresión y la ansiedad y la culpa”. Su intento de llenar el vacío con cosas del mundo la dejó vacía.
En medio de su desesperación buscó el Corán y leyó la Sura que dice: «A los que no creen y cometen errores, Alá nunca los perdonará, ni los guiará por un camino. Excepto el camino al infierno”.
En ese momento, asegura que sintió mucho miedo por lo que había leído y su mente comenzó a pensar en el suicidio.
Sintió a Jesús
Entonces sucedió algo totalmente inesperado. «Mientras lloraba, escuché una voz», recuerda. «La escuché decirme el nombre ‘Jesús’, puntualizó.
Con su cara llena de lágrimas, miró al cielo y dijo, “Jesús, no sé quién eres, pero si eres quien dicen que eres, por favor, revélate a mí, porque ya no puedo vivir una vida así», oró. “Fue la primera vez que me sentí diferente al orar”, recuerda.
Desde ese momento se empezó a interesar por los estudios bíblicos donde hablaban de obras, dice que el que más le llamó la atención fue de Romanos 5: 8: «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros».
Asegura que era un marcado contraste con lo que había leído en el Corán, «el amor de Dios por nosotros no es una respuesta a nuestra bondad, sino a pesar de nuestra falta de bondad», dice. «En ese momento, me di cuenta de lo diferente que es ser musulmán y ser cristiano».
Tiempo después tomó la decisión de ser bautizada y entregar su vida a Cristo, el primero en saber la noticia fue su padre quien se encontraba con una grave enfermedad a raíz del alcoholismo.
Aisha pensó en que era el momento de evangelizar a su padre, pero temía que la fuera a rechazar, sin embargo, él recibió a Jesús con entusiasmo. «La única libertad que encontré fue en Jesucristo», precisa.
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