Ex drogadicto judío se convierte en vicepresidente de la Asociación Billy Graham
NOTICIACRISTIANA.COM.- Ken Barun, vicepresidente de la Asociación Evangelística Billy Graham, una vez fue drogadicto. Cuando se le preguntó cómo pasó de ser un usuario de heroína a ser parte de la organización evangelística cristiana internacional, dijo con confianza: «Todo se trata de Jesús».
El padre de Ken lo repudió cuando se volvió adicto a las drogas. Fue dependiente de la sustancia durante siete años hasta que llegó un representante del programa de drogas y lo reclutó para participar en un programa de tratamiento residencial al que accedió. Eventualmente, se convirtió en el presidente del mismo programa de rehabilitación de drogas.
Sus esfuerzos para ayudar a los drogadictos pronto fueron reconocidos por el ex presidente estadounidense Ronald Reagan. Luego, el presidente nombró a Ken su contacto público para el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU, informa God TV.
Juntos fundaron Ronald McDonald House Charities, y Ken se convirtió en su presidente. Ayudó a construirla para que se convirtiera en una de las organizaciones benéficas más innovadoras del mundo. A pesar del éxito, Ken todavía se sentía vacío.
Amigo de Jesús
Un día, en una recaudación de fondos, Ken conoció a un amigo de Jesús. Su nombre era Paul Saber. Presentó a Jesús como el Mesías judío.
Ken estaba inicialmente sorprendido por la idea. Pero a medida que la conversación continuaba, finalmente cedió. “Dios, perdóname por mis pecados”, oró. “Acepto a Jesús como mi Salvador. Me arrepiento de todas las cosas malas que he hecho mal, y te pido que entres en mi corazón y en mi alma y me hagas nuevo otra vez”.
Después de su oración, no pudo evitar sollozar. Pero, sintió que todo un peso se le quitaba de los hombros. Su corazón estaba repentinamente completo. “Era una realidad física”, declaró.
Pero, la sorpresa final llegó después de que Ken llamara a su padre. Le contó su encuentro con Jesús y, como judío, imaginó que sería desheredado una vez más. Su padre lloró, pero no eran lágrimas de tristeza, sino lágrimas de alegría. Porque sus padres realmente encontraron a Jesús cuando buscaban una solución a su problema de drogas.
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