Velocidad al comer impacta en nuestro peso, según un estudio
NOTICIACRISTIANA.COM.- El ritmo acelerado de la vida moderna y la tendencia a comer de manera apresurada en diversas situaciones, como frente a la televisión, en el escritorio, de pie en la cocina o incluso mientras se camina, afectan negativamente nuestra capacidad de disfrutar y saborear los alimentos al comer.
Aunque muchas personas prestan atención a la calidad de los alimentos que consumen, a menudo descuidan la velocidad a la que los ingieren, informa una publicación de la BBC.
Este hábito de comer rápido tiene consecuencias directas en nuestra salud, ya que influye en diferentes aspectos de los alimentos y en cómo nuestro cuerpo reacciona ante ellos.
Según la doctora Sarah Berry, especialista en nutrición del King’s College de Londres, comer rápido no solo afecta la velocidad a la que la comida llega al estómago, sino también a la del tracto gastrointestinal.
El ritmo con el que comemos está relacionado con la liberación de hormonas que regulan la sensación de saciedad, el hambre y el procesamiento de los alimentos en el cuerpo. Por lo tanto, la velocidad de la ingesta alimentaria juega un papel crucial en la forma en que percibimos la saciedad y cómo nuestro organismo metaboliza lo que comemos.
Comer rápido se relaciona con el sobrepeso
Las personas que comen rápidamente tienden a tener sobrepeso, acumulación de grasa en la zona abdominal y niveles elevados de colesterol LDL. Esto se debe a que suelen consumir más calorías, alrededor de 100 a 200 adicionales, en comparación con aquellos que comen más despacio.
Comer lentamente provoca un aumento en las hormonas de la saciedad, como PYY y GLP1, que indican al cuerpo que está lleno, mientras que disminuye las hormonas del hambre, como la grelina, lo que reduce el deseo de comer más.
Este efecto se debe a dos razones principales. En primer lugar, las señales de saciedad tardan de 5 a 20 minutos en llegar al cerebro, lo que significa que si se come rápido, es posible seguir comiendo antes de sentirse satisfecho.
En segundo lugar, comer despacio retrasa la liberación de nutrientes en el intestino, lo que conlleva una liberación más gradual de las hormonas de saciedad y una supresión prolongada de las hormonas del hambre, lo que contribuye a controlar la ingesta de alimentos.
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