NOTICIACRISTIANA.COM- En las tranquilas calles de Carlisle, Iowa, una joven estudiante de segundo año, de la escuela secundaria, Ariella Crouse, experimentó un cambio radical, que sacudió los cimientos de su vida.
Según informa Góspel Prime, una noche sumida en la desesperación, Ariella clamó a Dios, amenazando con quitarse la vida, si no le demostraba su existencia. A pesar de haber dejado de orar hace años, su asistencia a la iglesia, junto a su madre durante el último año, plantó semillas de fe, que pronto germinarían.
La iglesia de Ariella, según informes de The Blaze, abordaba temas delicados como la homosexualidad, y la identidad transgénero, temas con los que Ariella, había luchado personalmente.
Influenciada por un ex profesor de arte, y su relación con un satanista transgénero, se había distanciado de las enseñanzas, que ahora cuestionaba.
Pero una noche, todo cambió. En un sueño vívido, Ariella se vio a sí misma en un páramo desolado, contrastando con la visión de Dios, en un exuberante jardín, reminiscente del Edén.
La voz divina, le aseguró que era perfecta, tal como fue creada, sin defectos en su ser. Este mensaje celestial, la impulsó a romper con su pasado, y a enfrentar el ostracismo, y el acoso de aquellos que una vez, consideró amigos.
Tras dos semanas de soledad, Ariella entregó su vida a Dios, y fue bautizada, marcando el comienzo de su transformación. Hablando con valentía sobre su fe, enfrentó desafíos en su escuela, que describió como una, “zona de guerra”.
Testigo de escándalos en el distrito escolar, desde relaciones inapropiadas, hasta censura y discriminación, Ariella soportó el acoso, pero encontró fortaleza en su renovada creencia.
Reflexionando sobre su viaje, Ariella reconoce la importancia de la verdad, en su metamorfosis. Aprecia la honestidad de su iglesia, que aborda temas difíciles, sin temor. Aunque inicialmente resistente, admite que escuchar esas verdades, fue esencial para su despertar espiritual.
Hoy, Ariella enfatiza que la liberación, surge al enfrentar la realidad, por dura que sea. Insta a quienes sufren, como ella con el acoso, a buscar la verdad, y consuelo en Dios.
“Nuestra iglesia, no teme hablar de lo que sucede en el mundo”, afirma. “Aunque lo rechacé, lo escuché, y me transformó”.
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