NOTICIACRISTIANA.COM- Myanmar, un país amenazado por una guerra política de años, donde la fe cristiana, es amenazada brutalmente, por extremistas; así lo expresan sus víctimas, quienes comentan que sus vidas, ya equivalen a la de cualquier animal.
Los ataques que se han convertido cada vez frecuentes, y estratégicos, son las principales causas de muertes, dentro de ese país asiático, especialmente para los cristianos.
Tan solo 2 semanas, después del golpe de estado, el 23 de junio, una iglesia de nombre Believers Church, fue atacada por las fuerzas militares del país, como le sucedió, a la Iglesia Bautista de Thantlang, ubicada en el estado de Chin, el pasado 9 de junio.
Dentro del estado de Chin, unas 35 iglesias, y 15 edificios afiliados a las congregaciones cristianas, también han sido destruidas, desde el 1 de febrero.
De este año, cuando se produjo el estallido de la guerra civil, lo que provocó, una rápida extensión de la violencia armada en todo el país, desplazando a muchos fuera de la nación, y otros miles sin hogar.
Quienes se atreven a hacer público su fe en el país, son perseguidos. Sus familias son asesinadas, y la predicación es prohibida, la crueldad a los creyentes se evidencia, hasta negarles el agua potable.
Testigos que testificaron para Open Doors, dicen que para sobrevivir a ese exterminio, muchos huyen del país, enfrentando horribles condiciones para vivir, como la falta de alimentos; además del trauma que les queda.
Condiciones difíciles
“Los recursos son escasos, y no estamos huyendo por nuestra propia voluntad, sino por nuestra seguridad, y de nuestros familiares”, dijo uno de los creyentes que no reveló su nombre por motivos de seguridad.
“Están saqueando los pueblos cristianos, y matándolos como animales”, agregó diciendo que el como muchos otros, han huido de su país dejando todo atrás.
El congreso en el país, es realmente difícil, dijo un socio local, de Open Door, llamado Pain, este moviliza a los creyentes hasta las iglesias. “Hay tres iglesias muy lejos, y eso dificulta las reuniones”, explica.
Por ello, muchos hogares se han convertido en iglesias domésticas, ante la discriminación que sufren. “Es triste mirar a su alrededor y ver iglesias quemadas, y sus sueños destruidos, mientras que los templos budistas, en la misma región, permanecen intactos”, contó.
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