NOTICIACRISTIANA.COM.- La declaración de que “Dios odia el divorcio” es extremadamente dañina cuando los cristianos la usan como un arma para mantener a las mujeres (y hombres) abusados en matrimonios tóxicos.
Sus intenciones pueden ser salvar matrimonios, pero las palabras solo dañan a las personas que ya están lastimadas. No creo que esa sea la intención de Dios cuando hizo esas declaraciones en la Biblia.
Además, tal vez los humanos falibles malinterpretaron las declaraciones de Dios, y ahora las usamos como la palabra de Dios para castigar a las personas divorciadas.
Interpretando Malaquías 2:16
Muchas traducciones de Malaquías 2:16 afirman que Dios odia el divorcio. Creo que esto es cierto, pero hay mejores interpretaciones.
La Nueva Versión Internacional dice: “’El hombre que aborrece y se divorcia de su mujer’, dice el Señor, el Dios de Israel, ‘violenta a la que debe proteger’, dice el Señor Todopoderoso».
En los tiempos del Antiguo Testamento, se esperaba que los hombres protegieran y mantuvieran a sus esposas. Los esposos debían “cubrir” a sus esposas como se simboliza en Rut 3:9 y Ezequiel 16:8.
La cubierta que Ruth le pidió a Booz que le diera representaba su necesidad de protección terrenal. Era vulnerable como lo eran muchas mujeres; no tenían las habilidades y oportunidades que tenemos hoy.
Las leyes de divorcio se crearon para proteger a las mujeres en lugar de condenarlas o esclavizarlas.
Además, Malaquías escribió este texto como una advertencia a los sacerdotes de Israel, no a los divorciados. Los sacerdotes mostraban un liderazgo deficiente al permitir que las personas (hombres) se divorciaran de sus esposas para casarse con mujeres de tierras extranjeras.
Dios estaba amenazando con reprender al sacerdote por conducir y permitir que ocurrieran estos matrimonios cuando deberían haber sido ellos los que reprendieran.
El divorcio no es un pecado
Comencemos por definir el pecado. Merriam Webster define el pecado como una “transgresión de la ley de Dios; un estado viciado de la naturaleza humana en el que el yo está alejado de Dios».
Sinceramente, no veo cómo encaja el divorcio en esta definición de pecado. El abuso de cualquier tipo, el adulterio y el abandono es un pecado que causa el divorcio. Pero el divorcio es a menudo el plan de rescate que necesita una víctima de abuso o adulterio para comenzar a sanar y volver a estar completa.
Durante mi divorcio, Isaías 54: 6, que dice: «‘El Señor te llamará como a una esposa abandonada y afligida en espíritu, una esposa que se casó joven y fue rechazada’, dice tu Dios», siguió apareciendo en mi vida para recordarme que Dios me estaba llamando de regreso a Él.
El pecado que había cometido fue poner a mi esposo en el centro de mi vida y no a Dios. Dios estaba celoso de mí y sabía que estaría más comprometida con Él y no con mi esposo infiel. Aunque la gente quiera convencer a los divorciados, ellos no están alejados de Dios.
Dios no exige que las personas divorciadas se arrepientan del “pecado del divorcio”, especialmente si no son ellas las que abusaron de su pareja o cometieron adulterio. Siempre se necesitan dos personas para mantener un matrimonio unido y saludable, pero solo se necesita una persona para destruirlo.
Cómo abrazar a personas divorciadas
Abrazar a cualquier persona es tan fácil como comprenderla y amarla como lo hizo Jesús. Es así de simple. Pero lo hacemos más difícil cuando tratamos de dirigir sus caminos, algo que solo el Espíritu Santo debería estar haciendo.
Puedes plantar semillas de aliento, pero solo el Espíritu puede hacer que esas semillas crezcan. He perdido la cuenta de la cantidad de veces que escuché a alguien decirle a una mujer divorciada que debería estar saliendo o que no debería estar saliendo.
Los cristianos dicen cosas como que no puedes volver a casarte después del divorcio o serás una mujer adúltera. Estas mismas mujeres vienen a mí para pedirme mi opinión sobre lo que pueden y no pueden hacer. Pero no depende de mí decidir. Creo que cualquier persona debe tener una relación con Dios mientras camina con el Espíritu Santo, quien dirigirá su camino.
Creo que si alguien está dispuesto a permanecer dentro de la voluntad de Dios para su vida, cualquier decisión que se tome en el camino será parte del plan de Dios para su vida.
Cuando permitimos que una persona siga su propio camino y la amamos justo donde se encuentra en su viaje de curación, le estamos diciendo que la aceptamos. Al hacer esto, estamos diciendo que estoy poniendo a esta persona en las manos de Dios para que las cosas funcionen para Su bien.
Puedo tener toda la sabiduría de caminar por mi propio camino, pero ellos necesitan obtener esa sabiduría al caminar por su cuenta. Después de eso, puedes orar por esta persona mientras navega por su viaje de sanación y restauración.
Escrito por: Jen Grice en Crosswalk.
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