NOTICIACRISTIANA.COM.- Una mujer llamada Joy Ogeh-Hutfield compartió su testimonio sobre cómo reconectó con su propósito y logró curarse del cáncer, tras tener un encuentro sobrenatural con Dios.

La mujer creció en un hogar cristiano, sin embargo, su camino espiritual cambió mucho cuando conoció a fieles que se hacían llamar a sí mismos, “cristianos nacidos de nuevo”, así lo informó Guiame.

Joy asegura que un pastor cercano a su tía la ayudó a recibir el don del Espíritu Santo, y a partir de ese momento pudo experimentar el amor del Señor.

Luego de dicha experiencia comenzó a asistir con su esposo a una iglesia pentecostal, donde posteriormente se bautizaron.

El éxito no es suficiente

Joy se convirtió en una mujer muy exitosa, dando mentoría sobre temas como liderazgo y emprendimiento.

“Yo era un ejemplo de éxito, pero una parte de mí estaba luchando. Estaba corriendo detrás de algo y no podía identificar exactamente lo que faltaba”.

Joy declaró que en 2011, en medio de su éxito, le diagnosticaron una rara condición cancerígena en su pierna.

La mujer tuvo una experiencia sobrenatural con Dios cuando iba a ser intervenida quirúrgicamente. Ella comenzó a pensar en sus hijos y en el hecho de que podía morir, así que clamó al Señor: «Dios, no quiero morir’. Necesito más años».

Ella escuchó la voz de Dios diciéndole: ‘¿Qué hiciste con los 42 años que te di? ¿Y qué harías diferente si te diera más años?».

Joy manifestó que en ese momento reconoció que no estaba viviendo para Dios. «Si me das más años, me organizaré. Te serviré más. Te amaré más».

Luego de ese momento, la mujer sanó milagrosamente, no necesitaba más quimioterapia ni radioterapia.

Durante su recuperación, Joy pasó cuatro meses en cama leyendo la Biblia y por primera vez comenzó a cuestionarse sobre su propósito.

Sirviendo a los demás

Joy tomó la decisión de trabajar en coaching, porque quería servir a las personas y ayudarlas en su proceso de transformación.

Sobre el trabajo que desempeña dice: “Todo el proceso de coaching consiste en ayudar a las personas a saber que son lo suficientemente buenas. A veces dudamos de nosotros mismos, pero es solo el amor de Dios el que nos permite mirarnos a nosotros mismos y decir: ‘Soy suficiente, porque Dios dijo que soy lo suficientemente bueno para cumplir sus propósitos’.

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