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Sociedad

Se estrena pelicula sobre masacre de misioneros en Ecuador

Ene 25, 2006
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En enero de 1956 cinco misioneros protestantes de Estados Unidos fueron asesinados brutalmente por indígenas Huaorani en Ecuador. Los miembros de la tribu usaron lanzas para matar y descuartizar a los hombres. Aunque portaban armas, los misioneros no se defendieron. Los hombres se llamaban Nate Saint, Jim Elliot, Pete Fleming, Ed McCully y Roger Youderian . Tras su muerte, la viuda de Elliot, Elisabeth, y la hermana de Saint, Rachel, lograron – contra todo pronóstico – unirse a la tribu y convertir a los indígenas al cristianismo.

El incidente cobró fama internacional debido a un reportaje en la revista Life por el fotoperiodista Cornell Capa y los libros que escribió Elisabeth Elliot.Ahora, la historia de perdón y redención en la selva amazónica ha sido llevada al cine y «End of the Spear», con un presupuesto de 17 millones de dólares, se estrenó el viernes en 1.200 cines a lo largo de Estados Unidos.

Los religiosos sostienen que su conversión al cristianismo ayudó a que los Huaorani pusieran fin a las guerras entre ellos mismos y que la tribu sobreviviera. Sin embargo, las guerras entre los grupos de esa tribu no han cesado. En mayo del 2003, dos grupos de la etnia Huaorani se enfrentaron dejando al menos 12 muertos, según informes desde Ecuador.

Otro hecho sorprendente fue que uno de los asesinos, Mincaye, se volvió una figura paterna para el hijo de Nate Saint, Steve Saint. Ambos realizan una gira por iglesias de Estados Unidos para contar su historia y promover la película y el nuevo libro de Saint del mismo título. En una entrevista (en la que Saint fue intérprete), a la Agencia de Noticias AP el septuagenario Mincaye afirmó que su grupo mató a los misioneros porque los ancianos de la tribu estaban furiosos y ordenaron que: «No había que dejar a los extranjeros venir a nuestro lugar».

Los ancianos acusaron a los misioneros de intentar matar a los indígenas. «Sabíamos que era una mentira», dijo Mincaye, pero el grupo decidió «no matarnos, sino matar a los extranjeros». Mincaye dijo que su corazón era «oscuro» hasta que conoció a Jesús. Además, la violencia entre los propios Huaorani tenía que parar, dijo.

Según el profesor de antropología de la Universidad de Connecticut James Bosters, los Huaorani, además de matar a extranjeros, tenían el nivel más elevado de matanzas entre ellos de grupos étnicos conocidos.

Antes de la llegada de los misioneros, cuando existían apenas unos 600 Huaorani, «estaban al borde de la extinción cultural» porque un grupo tan pequeño no puede sostenerse, afirmó.

En un trabajo de investigación, Boster dijo que los Huaorani querían detener los ciclos de violencia y habían intentado regalos, intercambiar esposas, huir y exterminar a todos sus enemigos. Nada funcionó hasta que llegaron los misioneros. Otra religiosa, Catherine Peeke, que vivió con los Huaorani de 1960 a 1992 para un grupo que traduce la Biblia, dijo que ellos pusieron fin a sus guerras internas porque los misioneros proveyeron asistencia médica y centros escolares donde los hombres pudieron encontrar esposas.

Las enseñanzas cristianas también pusieron fin a los asesinatos de niños que eran gemelos, deformes, habían nacido fuera del matrimonio o eran sacrificados tras la muerte de sus padres. Steve Saint comenzó a trabajar con la tribu Huaorani tras la muerte de su tía Rachel en 1994. Cuando asistió a su funeral en Ecuador, los indígenas insistieron en que él dejara su carrera empresarial y sustituyera a su tía como guía para lidiar con el mundo externo.

Saint ahora divide su tiempo entre la selva y Dunnellon, Florida, donde su grupo sin fines de lucro, Indigenous People’s Technology and Education Center (I-TEC) crea instrumentos para mejorar la vida de los indígenas y encontrarles empleo. Al principio, Saint no quiso ayudar a los productores de «Spear» porque los Huaorani dijeron que se oponían al proyecto. Pero cambiaron de opinión cuando les contó acerca de la masacre en la escuela Columbine. Quisieron tratar de ayudar a los estadounidenses a superar la violencia como lo habían hecho ellos, comentó.

La película presenta los sucesos desde la perspectiva de los Huaorani. El reparto se compone en su mayoría por indígenas, y la cinta se rodó en Panamá. Steve Saint calcula que unos 430 de los 2.000 indígenas Huaorani de hoy en día son cristianos, pero le preocupa que la tribu pueda mantener su identidad.

«Su existencia como iglesia y cultura es muy endeble» a raíz de la influencia del mundo exterior, afirmó. Una versión previa de este artículo identificó a los indígenas como «Waodani», sin embargo el nombre correcto de la etnia es «Huaorani». Igualmente se dijo que las guerras entre grupos pertenecientes a la etnia Huaorani han cesado por completo, cuando eso no es cierto, ya que han ocurrido choques mortales en años recientes.

Agencia Orbita

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