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Sociedad

El Papa se reunirá con lider ortodoxo

Nov 30, 2006
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La visita del pontífice a este país mayoritariamente musulmán ha provocado controversia con algunos grupos nacionalistas e islamistas, que siguen insistiendo en que Benedicto XVI no es bienvenido en Turquía.

Sin embargo, la relación entre católicos y ortodoxos también ha estado cargada de dificultades, incluso antes de que las dos iglesias se separaran hace casi 1.000 años.

El mismo día en que Benedicto XVI conversa con el Patriarca Bartolomeo, el pontífice visitará una de las maravillas arquitectónicas del mundo.

Construida casi 1.500 años atrás por el emperador bizantino Justiniano, se le conoció como la Haghia Sofía o la Iglesia de la Divina Sabiduría.

Un símbolo perdido

Convertida en una mezquita por los turcos tras la conquista de Constantinopla en 1453, se convirtió en museo en la década de 1920.

Para muchos cristianos ortodoxos, la Haghia Sofía es un símbolo perdido de su fe.

Algunos grupos musulmanes desearían que la iglesia fuera convertida nuevamente en una mezquita.

Si esta vez, Benedicto XVI ofrece orar en el templo, el resultado podría ser dinamita en términos religiosos.

La historia de Estambul -una vez conocida como Constantinopla- ejemplifica el enfrentamiento entre religiones, política y la fuerza bruta.

El catolicismo y la ortodoxia fueron alguna vez dos aspectos de la misma y oficialmente aprobada versión de la cristiandad, establecida bajo el Imperio Romano luego de su conversión en el siglo IV.

El catolicismo fue dominante en el Occidente «latino», mientras que la ortodoxia lo fue en el este greco parlante.

A través de los siglos, las diferencias teológicas, políticas y culturales, aumentaron hasta el punto en que las dos iglesias se separaron formalmente, en 1054.

En 1204 durante las cruzadas católicas, Constantinopla fue saqueada.

Reconciliación

A pesar de haber sido ampliamente condenado por el Papa de ese entonces, el saqueo de Constantinopla es aún visto por muchos ortodoxos como un acto de «traición latina», y continúa despertando un sentimiento anticatólico en países tradicionalmente ortodoxos como Grecia y Rusia.

No fue sino hasta 1964 que un Papa, Pablo VI, se reunió con un Patriarca Ortodoxo de Constantinopla, Atenágoras, en un terreno neutral, Jerusalén.

Los recientes papas y patriarcas se han comprometido a trabajar por la reconciliación y una mayor unidad.

Sin embargo, aún quedan importantes obstáculos.

Uno es el estatus del Papa, quien es visto por los católicos como el árbitro final de la verdad teológica y moral.

Para las iglesias ortodoxas, tal autoridad se deriva de los primeros Siete Concilios Ecuménicos de la Iglesia -el último de los cuales se realizó en 787- y cuyas decisiones no pueden ser alteradas o enmendadas.

Tratamiento injusto

Otras diferencias tienen que ver con temas como la naturaleza de la Santísima Trinidad, la relación entre la ciencia y la fe, si Dios podría ser completamente entendido, y la existencia o no del purgatorio.

Asimismo, también existen tensiones entre varias iglesias ortodoxas. Algunas -como la Iglesia Ortodoxa Rusa- tradicionalmente han aspirado a ocupar la posición «número uno», mientras que otras sugieren que el Patriarca de Constantinopla podría estar muy inclinado a profundizar sus vínculos con Roma.

Un tema que podría surgir durante la visita de Benedicto XVI a Turquía es la acusación de que los cristianos no son tratados de manera justa.

Durante la década de 1920, cuando la República de Turquía fue establecida sobre las ruinas del Imperio Otomano, había 200.000 ortodoxos griegos en Estambul.

Hoy son 5.000.

La escuela de teología ortodoxa cristiana en Estambul fue cerrada por las autoridades en 1971, y permanece así, a pesar de las solicitudes de la Unión Europea.

BBC

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