NOTICIACRISTIANA.COM- María Guadalupe Villagómez, es una de las enfermeras del IMSS, que a diario atiende a pacientes infectados por coronavirus.
Villagómez, trabaja en el Hospital General Belisario Domínguez en Aragón ( México). Allí se encuentran los enfermos que tienen la suerte de subir un piso desde la zona de urgencia donde son recibidos.
Comienza su jornada con la oración
La enfermera, ha llevado sus creencias religiosas hasta el lugar de trabajo y antes de empezar sus labores dedica unos minutos para orar por el personal médico y por los enfermos de coronavirus.
Estas oraciones se han convertido en un aliento para enfrentar los momentos de crisis.
No solo para los pacientes que se encuentran internados sino también para el personal médico que debe batallar por la sanidad de los enfermos.
“Yo creo mucho en Dios y de él me he agarrado, entonces todos los días antes de salir de casa me encomiendo a él, le pido que me acompañe, que sea el que guíe mis manos, que me dé la sabiduría y la fortaleza para estar aquí con todos los enfermos”, expresó María Gudalupe.
Momentos difíciles
Señala, que ha tenido que ver la cara de la muerte, pues infortunadamente varios pacientes no logran vencer la batalla contra el Covid-19.
Algunos muestran mejorías pero en cuestión de horas empiezan a agravarse.
«Se desaturan, de repente empiezan a ahogarse y no podemos hacer nada por ellos, solo tomarles la mano y decirles que no están solos y ayudarlos a que se vayan tranquilos”, señaló Villagómez.
La enfermera y sus compañeros relatan que todo este proceso ha sido muy difícil.
Algunas veces deben salir a la zona cero para recuperar la plena visión o el aire, pues el equipo de protección en ocasiones no les permite respirar bien.
La enfermera asegura que gracias a la pandemia se ha podido lograr un lazo de hermandad entre sus compañeros, «el no poder respirar, el no poderte tocar, nos costó trabajo.
Añadió, «hubo un momento que yo le pedí a una compañera, oye, ‘puedes ser mis ojos, porque no veo nada».
María Guadalupe es enfermera desde hace 26 años y no recuerda un periodo más angustiante que el que le tocara a ella y sus compañeros.
«No pierdan la fe y la confianza»
Siempre les recuerda a sus pacientes que no pierdan la fe y la confianza de poder volver a estar con los que más aman.
Concluyó diciendo que a diario se encomienda a Dios para que le de la fuerza, la salud física, mental y espiritual para cuidar de los enfermos que se encuentran en el lecho del dolor.
Cabe resaltar que en estos momentos de crisis por causa del coronavirus, la plegaria se ha convertido en un refugio para los que enfrentan las batallas médicas más difíciles.
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