Mamá embarazada con cáncer confía en Dios y se cura milagrosamente
NOTICIACRISTIANA.COM- Jessica Hanna, una madre, a quien le diagnosticaron que tenía cáncer, a las pocas semanas de saber que estaba embarazada, tomó una decisión rápida y firme, sobre la vida de su bebé.
Con 39 años, ella y su esposo Lamar Hanna, originarios de Detroit-Michigan (Estados Unidos), siempre quisieron tener una familia numerosa, siendo padres de cuatro hijos, llamados Christopher, Mary, Joseph y Thomas, informa The Epoch Time.
En 2019, Jessica dio a luz a su tercer hijo, y tenía la esperanza de tener un cuarto, por lo que quedó embarazada, al año siguiente; pero luego, la noticia de que tenía cáncer, llegó a su vida, pero el aborto, nunca estuvo en su mente.
“No hay excepciones, la vida comienza en la concepción. No se resuelve un trauma, añadiendo un segundo trauma. El aborto es otro trauma, no es curativo”, dijo.
Hoyuelo benigno
En 2020, Jessica quien se encontraba embarazada en ese momento, se hizo un nuevo análisis, de un hoyuelo benigno en el pecho, en donde confirmó que era canceroso, a las 14 semanas de embarazo.
“Siempre he estado a favor de la vida, y por supuesto, tengo fe, así que sabía, que, en algún momento, iba a oír aborto”, explica. “No voy a darles la opción de abortar a mi hijo”, continúa.
Jessica, que entonces vivía en Canadá, habló a distancia con un oncólogo, de Estados Unidos, que le dijo que probablemente, el tumor era “muy pequeño”, de apenas un centímetro de diámetro, y que no necesitaría más, que una simple intervención quirúrgica.
El 8 de enero de 2021, le extirparon el tumor. Al despertar de la operación, afirma que “las cosas se torcieron”. Oyó a las enfermeras hablar de extirpar todos los ganglios linfáticos, que tenía bajo el brazo.
Un milagro andante
El 30 de mayo de 2021, Jessica dio a luz a su cuarto hijo, tras cuatro rondas de quimioterapia. Con la familia numerosa de sus sueños, hecha realidad, Jessica superó sin problemas, su tratamiento contra el cáncer.
“Estaba muy contenta. Me ha ido bastante bien con la quimioterapia, de hecho, tan bien que la gente, se sorprendía al saber, que estaba en quimioterapia. Tenía mejor aspecto, que nunca en mi vida. Tenía energía, me sentía muy bien. No vomité ni una sola vez. Le atribuyo a mi dieta, a mi fe, y posiblemente a mi embarazo”; dijo.
“Dios me curó. Recibí un milagro”
“Los médicos se quedaron boquiabiertos”, cuenta Jessica. “Mi oncólogo me dijo: “Tienes mucha suerte, y me llamó milagro andante”. Mi cirujano me dijo: “Ni siquiera esperaba, que estuvieras sentada en esta silla”, dijo.
“¿Cómo me curé? Por la fe, y solo por la fe”, dice Jessica. “Dios me curó. Me curé porque no maté a mi hijo. Recibí un milagro, y un regalo de Dios. La curación fue milagrosa”, expresó.
“Creo que cualquiera puede hacerlo, porque Dios, fisiológicamente, nos hace de tal manera, que nuestras emociones, estén ligadas a nuestra salud. Si hubiera asesinado a mi bebé, y lo hubiera arrancado, miembro a miembro de mi vientre, antes de tratar mi cáncer, habría estado tan deprimida, que no creo que hubiera salido del cáncer”, continuó.
“Conseguí mi milagro, porque me guie por la fe, me guie por la felicidad, y protegí mi salud, a través de mis emociones”, concluyó.
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